Subjetivamente nos sentimos criticados, reprobados, censurados
por quienes actúan de forma distinta a la nuestra.
¿Es posible sostener un vínculo amistoso con
una persona que permanentemente critica nuestra forma de pensar y de actuar?
Imaginemos, por ejemplo, que esa persona no
está de acuerdo en cómo educamos a nuestros hijos, en cómo gastamos nuestro
dinero, en cómo decoramos nuestro hogar. Inevitablemente, cada vez que surge
alguna conversación referida a estos temas, nos ponemos a discutir y es
imposible que lleguemos a un acuerdo. ¿Podríamos ser amigos con una persona
así?
En el mejor de los casos, si tenemos la suerte
de contar con una gran amplitud de criterio y nuestra tolerancia está en el
nivel más alto de lo humanamente esperable, lo mejor que podría ocurrirnos es
que no sintamos rechazo por alguien tan diferente, pero la amistad sería tan
imposible como usar un calzado varios talles más pequeños.
Este caso es fácil de entender porque todos
los factores de desacuerdo son explícitos, visibles, conocidos.
Sin embargo, existen otras situaciones en las
que los factores de desacuerdo son menos visibles, habilitando la posibilidad
de que existan intentos de aproximación que inevitablemente terminarán en el
mismo desacuerdo aunque con un sentimiento de frustración que podríamos haber
evitado.
Efectivamente, esto ocurre cuando la discusión
no se da en el terreno verbal sino en las acciones mismas, pues el otro es
alguien que directamente actúa de forma distinta: gasta su dinero en cosas
diferentes a las nuestras, elige otra propuesta pedagógica para la educación de
sus hijos y decora su casa con criterios estéticos que consideramos horrendos.
Aunque parezca ilógico, pensaremos que con sus
acciones nos desautoriza, nos critica, nos reprueba y eso nos molestará mucho.
En suma: Las personas de gustos diferentes son irritantes porque
implícitamente (tácitamente, indirectamente) nos reprueban, critican, censuran.
(Este es el
Artículo Nº 1.608)
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10 comentarios:
Me reí mucho con el video. Nunca estuve en Europa, así que de primera mano no sé. Aunque tengo para aportar algo que una amiga que vino hace una semana de Europa dijo: los ilatlianos son los más hermosos, pero son los más sucios y los que tienen más mala onda. (con lo de hermosos se refería a que los hombres italianos están buenísimos).
Los italianos son apasionados, espontáneos, alegres, bulliciosos, familieros. Me encantan los italianos.
Los que actúan de forma distinta a la nuestra nos obligan a cuestionarnos. Como las más de las veces no lo queremos hacer, nos enojamos.
De verdad creo que es muy difícil ser amigo de alguien que está en desacuerdo con nosotros en todo. Salvo que la relación se apoye en el sentido del humor. O en generar una sinergia para pensar.
Cuando hay atracción sexual, los factores de desacuerdo se hacen menos visibles. Entonces, por el momento, lo más sabio es disfrutar de lo que une y dejar en pausa lo que separa.
Algunos amigos están unidos a través del enfrentamiento, pero es un enfrentamiento amigable, sin odios, con muchas discusiones apasionadas, pero sin clavar la estaca.
¿Clavar la estaca en el corazón, como a Drácula?... No sé, te pregunto porque me pareció una imágen muy sugerente...
Andaaaa! dejate de pavadas!
Estamos hablando de la amistad y ese es un tema serio.
JAJAJAJAJ!!!!
Esta situación que ud. describe, es bastante común entre suegra y nuera. (yo soy la nuera)
ELLA me tiene ... ahhh!!!
Esposa, esposo y suegra forman un triángulo fatal. Peor que el de Las Bermudas.
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