Probablemente las mujeres víctimas de la violencia
doméstica, inconscientemente sienten que están cumpliendo una sentencia bíblica
(«parirás con dolor»).
Asumo que, a ciencia cierta, no sé nada. Tengo
muchas ideas, hipótesis, suposiciones y, sobre todo, estoy lleno de preguntas
sin contestar.
Por lo tanto, los miles de artículos que
figuran en la web con mi firma son puras opiniones, conjeturas, sugerencias,
que no informan directamente alguna verdad pero que si caen en cerebros
fértiles pueden gestar alguna idea valiosa.
Este artículo será otro más con esas
características.
A partir de uno de esos pensamientos breves
que publico en otro blog (1), cuyo texto expresa:
«Las
mujeres parirán con molestias; las mujeres bíblicamente sugestionables, parirán
con dolor».
...se me ocurre proponerles pensar sobre cuán
determinadas están las mujeres a considerar que sus padecimientos corporales
son un mandato bíblico.
Teniendo en cuenta
— que la sentencia bíblica dice «la mujer parirá con dolor»;
— que
nuestra función más importante como seres vivos es reproducirnos (2); y
— que es la
mujer la que realiza el mayor esfuerzo físico para conservar nuestra especie
(3),
podemos
suponer que la mujer tiene una relación con sus dolores muy especial, en tanto
cree que cuando sufre es porque está cumpliendo la tarea más importante de
cualquier ser vivo.
La misma
cultura que la predispone a sentirse conforme con su destino sufriente es la
que, por otro lado, invierte grandes recursos para evitar, aliviar y curar
cualquier tipo de sufrimiento (no solo el dolor humano sino también el de los
animales que nos rodean).
Es con
estas premisas que me pregunto si la violencia doméstica no merecerá otra
lectura más ilógica de la que hacemos.
Si muchas
de las mujeres golpeadas no quieren abandonar a quien las golpea, podemos
suponer que prefieren sufrir el dolor que bíblicamente les fuera asignado.
(Este es el
Artículo Nº 1.615)
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8 comentarios:
Creo que la hipótesis que plantea Mieres es un factor importante, en el tema de la violencia hacia la mujer y la violencia doméstica en general. Si creemos que esta vida es un valle de lágrimas, necesariamente para estar vivos deberemos sufrir.
Que la vida es un valle de lágrimas lo dice la Iglesia católica, no lo dice Jesús.
Jesús dijo: en este mundo tendréis aflicción, pero no temais, yo he venido al mundo.
Parimos con dolor porque vivir duele.
Hace poco pasaron por TV un programa sobre las costumbres alimentarias en distintas partes del mundo. Los vietnamitas le llaman a la espinaca, ¨gloria verde de agua¨. En China, cuando la cosecha de arroz venía mal, las mujeres acostumbraban ir por los campos cultivados y explicarle al arroz por qué debía crecer.
Cuando la vivencia poética se amalgama a la prosaica, nos sentimos mejor, más integrados. Así es que ampliamos nuestra aptitud para recibir la alegría, los nacimientos, las cosechas, la lluvia, el nuevo día.
A mi madre y a mi abuela, les enseñaron que la menstruación era una enfermedad.
Los hombres golpeadores parecen pensar: la mujer que me deje, partirá con dolor.
Muy interesante lo de la relación de la mujer con el dolor. Sufrir para dar a luz, sufrir para dar vida; en definitiva, sufrir para dar.
Es verdad lo que dice Mariana. ¿Por qué sufrir para dar? ¿Significa que cuando damos perdemos algo, nos quitamos algo? Eso es lo que nos dicen nuestros sentidos, pero en realidad damos para recibir, para cosechar alegrías.
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