lunes, 13 de junio de 2011

Los inteligentes eligen

Es inteligente lograr que a una mayoría se nos atrofie la inteligencia. En eso están.

Una tontería dicha por alguien prestigioso se convierte en genialidad, creatividad o extravagancia. Esa gloriosa tontería corre con ventaja para convertirse en noticia, avance filosófico y tonificante del sentido común.

Una tontería dicha por una persona desconocida se convierte en una tontería dicha por una persona desconocida, es decir, no cambia de estado. Conserva sus cualidades originales.

Como pertenezco a esta segunda categoría les propondré una tontería que tiene vinculación con lo que el lenguaje dice sin decir.

La inteligencia es esa habilidad adaptativa que tenemos los seres vivos de prácticamente todas las especie.

El fototropismo es una forma de inteligencia. Consiste en el movimiento que hacen las flores para mirar el sol procurando la máxima exposición. Giran sobre su tallo como nosotros giramos la cabeza para ver quién viene.

La palabra inteligencia tiene incrustada otra palabra que enriquece el significado más visible.

Efectivamente (y aquí va la tontería) inteligencia incluye algo que siempre intentamos hacer: elegir lo mejor, quedarnos con lo más conveniente, optar por lo más beneficioso, ya sea una butaca en el teatro, una manzana en el frutería o un cargo interesante, bien remunerado, ideal para nuestra vocación.

La vida de las plantas es bastante más sencilla que la de los humanos. Las flores que buscan el sol no se pelean, ni se engañan, ni se hacen trampa.

Los humanos usamos como una de las estrategias para que otros no elijan lo que deseamos elegir para nosotros, empobrecer, embrutecer, atontar la inteligencia de nuestros competidores, criticando a los estudiosos, despreciando a los más hábiles, aplaudiendo a los groseros, malhablados, prepotentes.

De todos modos es mejor esto que terminar como adorno en un florero.

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13 comentarios:

Ma. Eugenia dijo...

No es ese un pensamiento demasiado maquiavélico?

Gabriela dijo...

Con respecto a la pregunta de Ma. Eugenia, al principio yo también pensé lo mismo, pero luego me puse a pensar en el comportamiento de niños y adolescentes. Ellos disfrazan menos las cosas que nosotros los adultos, y en ellos es notoria la burla hacia el estudioso, el "nerd". Este vocablo en realidad designa a la persona completamente abocada al estudio, carente de toda vida social, sin embargo actualmente su uso se ha extendido para calificar a niños y muchachos que sólo cometen el pecado de ser curiosos frente al conocimiento que se les presenta desde la educación formal.
Por tanto si los jovencitos se comportan de esta manera, no tenemos porqué pensar que al llegar a la adultez se produzca un vuelco revolucionario en sus cabezas.

Leticia dijo...

Yo, cuando sea famosa voy a decir todas las tonterías que quiera y voy a ganar plata. Ya van a ver!

Estela Cursi dijo...

Cuando viene Él, yo giro la cabeza para que me ilumine el sol de su carita.

Evaristo dijo...

La persona inteligente resulta amenazante para el que se siente en inferioridad de condiciones, y por eso se oculta esa realidad ante sí mismo. Este auto-ocultamiento empeora las cosas porque nos provoca reacciones de las que no tomamos nota. Por ej. nos ponemos excesivamente serviciales con esas personas (chupamedias) o las ridiculizamos para no tenerles miedo. Depende de nuestro carácter, cuál será nuestra forma de reaccionar.

Filisbino dijo...

Como dice Evaristo, ridiculizar es una forma de sentirse más seguro frente al otro, cuando me resulta amenazante. Hay un consejo muy difundido que dan los conferencistas a las personas que tienen dificultades para hablar en público. Les dicen: imagina que el público está todo desnudo. Está claro que la técnica consiste en ridiculizar y en quitarle al otro aquello que ha adquirido (desvestirlo).

Ernesto dijo...

La técnica de embrutecimiento que ud menciona es practicada por las dictaduras. Estas cohartan el pensamiento imponiendo el pensamiento único. Prohiben a los autores que tienen una propuesta alternativa, prohiben que las personas se reúnan (no vaya a ser que intercambien ideas y tomen decisiones).

la quinta pata dijo...

Ser grosero y prepotente es síntoma de desinteligencia.
Ser malhablado es otra cosa. Puede significar sólo desconocimiento del idioma.

Jaime dijo...

El problema está en que ser inteligente es algo con lo que se nace y también algo que se hace. Es decir, supuestamente se trae en los genes y también depende del contexto socio-familiar en el que uno crece, más las situaciones y experiencias particulares que nos hayan tocado vivir.
Por tanto, al bruto, prejuicioso, estereotipado, infantil, qué le podemos decir?
No te olvides de nosotros y que seas muy feliz.

Elena dijo...

Hay algo más que le podemos decir al tonto, Jaime. (siempre suponiendo que nosotros seamos los inteligentes) Le podemos facilitar EXPERIENCIAS.
A la educación formal le toca un papel de mucha responsabilidad en ese sentido. Por qué digo a la educación formal? Porque la informal, es decir la que recibe a través de sus allegados y la que elige por motus propio, va a estar recortada por lo que el individuo es.

Anónimo dijo...

No entiendo a qué tipo de experiencias se refiere Elena.

Elena dijo...

Gracias por tu interés y por preguntar, Anónimo.
Me refiero a que un niño que siempre vivió en la ciudad pueda ir de campamento una semana al campo y participar de las tareas cotidianas de un niño de campo de su edad. O que a un adolescente se le permita colaborar en la construcción, haciendo pasantías en coopertativas y participando como observador en las asambleas. O que las 'mesadas' que los padres damos a los adolescentes sean a cambio de trabajos sencillos que puedan ir aprendiendo.
Hacer te lleva a pensar. No se puede imponer el estudio de un filósofo, cuando sus propuestas son sentidas como ajenas a la vida cotidiana del estudiante. Uno busca información cuando la necesita, y la necesitás cuando la realidad concreta te interpela.

Florencia dijo...

Le diré a mi novio que no me llame más "mi florcita".