domingo, 19 de junio de 2011

El secreto está en la mezcla

Es casi seguro que la ciudad de Las Vegas sea un invento de gente que deseaba ganar mucho dinero.

Así como la mayoría de los pacientes de los psicólogos son otros psicólogos, en este caso supongo que los que se abocaron a tan exitoso emprendimiento también fueron jugadores que deseaban apostar a lo grande, en el gran casino que es el mercado de riesgos, en el que la especulación y la suerte forman un torbellino que absorbe dinero, parte del cual vuelve a los apostadores y envía el resto al bolsillo de los organizadores del torbellino.

En algún momento personas similares a los creadores de Las Vegas, con el mismo gusto por la inseguridad, quisieron imitar la idea pero sin copiarla.

Todos los días se sentaban tres inversionistas ambiciosos jugadores y amantes del placer, a pensar, fumar, tomar café y coñac. Practicaban todos los días una especie de tormenta de ideas de baja intensidad pero de larga duración.

Finalmente apareció la idea que andaban buscando.

Para ponerla en práctica buscaron un territorio libre de hipocondríacos por el tabaco y fundaron una segunda Las Vegas.

Esta nueva ciudad sólo tendría dos fuentes de placer para sus habitantes y visitantes: la prostitución y la religiosidad.

Todos los servicios estarían funcionando sin detenerse día y noche, de lunes a domingos.

El negocio fue pensado para que ambos rubros se potenciaran mutuamente sin descuidar utilidades.

Habría templos tolerantes para quienes disfrutan del liberalismo, templos islámicos para quienes se excitan con este tipo de vínculo entre hombres y mujeres, otros impartirían una moral implacable, imponiendo penitencias crueles, mortificantes, inflexibles.

Por su parte, los prostíbulos provocarían el placer suficiente para generar una culpa que reclamara urgente expiación.

Pensaron en bautizar la ciudad como Sodoma y Gomorra, pero como la falta de originalidad también es rentable, optaron por bautizarla más explícitamente Las Vergas.

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14 comentarios:

Luciana dijo...

Conozco Las Vegas como la palma de mi mano porque vi muchas películas y veo CSI.
Lo que le puedo decir es que Las Vegas tiene polución visual y sonora. Además tiene pésimo mal gusto en cada metro cuadrado edificado. Y el personaje característico de Las Vegas es un chanta de anillito en el dedo meñique. Es la ciudad del mundo donde se dilapida más dinero en la fealdad y la vida amoral.
Resumiendo, Las Vegas es una mierda.

Evaristo dijo...

Entiendo que los religiosos cuando se ponen agresivos son homicidas; pero no usted no se rebaje al nivel de ellos.

Alicia dijo...

Esa ciudad loca de Las Vergas podría llegar a funcionar. Juego, prostitución, chantajes, drogas, alcohol, casamientos dudosos, estafas... Y en la manzana de enfrente jardincitos primorosos con fuentes de ángeles regordetes. Capillas de juguete donde severos sacerdotes y religiosos de todo pelo, apliquen la creencia a su estilo. Algo así como atropello, pido perdón y sigo. No está mal. Ideal para los trastornos de personalidad del tipo B.

Oliverio dijo...

Qué les pasa hoy que todos están tan serios! No pueden aceptar un poco de humor. Ya sé; la humedad los tiene mal. Perdónelos Mieres, no saben adaptarse.

Sarita dijo...

No sé qué decirle, doc. Todo esto es tan ajeno a mi realidad...
Lo más que me animo es a jugar es al 5 de Oro. Dejé de fumar hace tiempo. Tolero sólo un poco de cerveza, hasta el vino bueno me hace mal. El negocio más arriesgado que encaré fue la inversión inmobiliaria.
Usted me habla de todo esto y no sé qué decirle. No sé si hay que ridiculizar tanto a los creyentes. Me parece que no. Tampoco habría que reíse de los delincuentes de Las Vegas; esos son chicos de temer.
El doble discurso a mí también me enerva, pero sabe una cosa, en esto le doy la razón a las palabras de Jesús en la Biblia: "el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".

René dijo...

Nada tiene que ver, Sarita, el estar libre de pecado o no. Cuando una cosa está mal, está mal. O ahora hay que ser perfecto para hacer una crítica!
Estoy del todo de acuerdo con F.M. en que el doble discurso es detestable. Me gusta su sentido del humor sarcástico y la imaginación que despliega en sus relatos.

Luis dijo...

Mi psicólogo dice que soy demasiado severo conmigo mismo. Dice que cuando atiendo a mis pacientes psicólogos me persigo porque ellos saben de psicología y temo que consideren mis conocimientos como insuficientes. En realidad eso es perfectamente posible, no veo por qué mi psicólogo pretende que yo, siendo psicólogo, no me preocupe. Cuando tengo un paciente psicólogo siempre le digo que ponga especial cuidado en el análisis de un estudiante de psicología, porque puede deformarlo como futuro profesional si no respeta el encuadre y le da un mal ejemplo. Si los psicólogos no hacemos bien las cosas entre nosotros, imagine cómo las podríamos hacer con los de afuera!

Ma. Eugenia dijo...

Fernando... ese Luis anda medio piruchi, no?

Paty dijo...

ya sé cómo podría ser el cartel que anuncie la entrada a la ciudad de Las Vergas:

DIOS ES AMOR!
JUEGO Y ALEGRÍA
TORTURA Y PASIÓN
BIENVENIDO A LAS VERGAS!!!
APRONTÁ TU CORAZOOOÓN!

Tranquilino dijo...

Yo en el cartel de bienvenida pondría así:

ESTOICOS Y EPICUROS
UN SÓLO CORAZÓN!!!

Carina Halls dijo...

Ayer hubo en el cielo una tormenta de ideas de alta intensidad y larga duración.
Nos cayeron tantas ideas del cielo que terminamos echándolas a baldazos, porque nos estaban inundando de frescura.

Leopoldo dijo...

Los que se reunieron para concebir el lucrativo negocio fueron unos perfectos estúpidos. No se dieron cuenta de que la ciudad ya estaba fundada y que sólo debían invertir en algunos salones, alfombras y crucifijos. Si las ganancias de los locales de juegos aumentaban iban a porcentaje y chau.

Yoel dijo...

Tengo una propuesta para las fuentes de la ciudad: la fuente religiosa tendría querubines en las esquinas, funcionaría con agua del río Ganges y contaría con una reproducción en mármol del Corán.
La otra fuente se desarrollaría alrededor de un caño de oro central, tendría cuatro falos a las esquinas que arrojarían champagne y una estatua de la Venus del Milo, pero con los brazos bien torneados y bellas manos, adoptanto la actitud autoerótica que el escultor considere más inspiradora.

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