jueves, 2 de junio de 2011

Lo bueno y lo malo de la agresividad

La agresividad es una condición esencial para la vida aunque bajo ciertas condiciones puede ser letal. Lo comparo con el agua, que es imprescindible aunque puede ahogarnos.

Continúo haciendo comentarios sobre las características indeseables de nuestro lenguaje, convencido de que si no las tenemos en cuenta nuestro pensamiento perderá el rumbo, quedará errático, incapacitado para guiar nuestros pasos como es su función principal.

Hoy me preocupa el vocablo «agresión».

No tengo más remedio que comenzar por el Diccionario de la Real Academia porque es una referencia obligatoria.

— Matar, herir o dañar a otro;
— Desconocer el derecho ajeno;
— Invadir otro país sin avisarle;
— Violación sexual.

A su vez se define la «agresividad» como la tendencia a responder violentamente.

En suma 1: Para nuestro Diccionario oficial, la agresión como hecho y la agresividad como actitud no tienen nada de bueno.

Si nos apartamos de este código que legisla sobre nuestra principal herramienta de comunicación, podemos pensar algo más variado.

— Cuando el ser humano se defiende a sí mismo o a un semejante, tiene que aplicar la agresividad;

— El acercamiento sexual del varón a la hembra requiere un cierto grado de acometividad, impetuosidad, energía, descontrol, fuerza, impulsividad, en beneficio del placer que ella siente luego de haber otorgado su consentimiento;

— Los deportes competitivos aportan placer, diversión, salud, distensión del estrés, sublimación de otros conflictos, fuentes de trabajo, sentimientos de identificación y requieren de mucha agresividad, aunque esta circule bajo el control de reglamentos;

— La adaptación al medio que necesitan hacer todos los animales (incluyéndonos), depende en gran medida de la fuerza agresiva aplicada sobre la tierra, las montañas, los mares (extraer minerales, construir caminos, cazar, arar la tierra).

En suma 2: demonizar genéricamente la «agresividad», tiene un efecto similar a privarnos caprichosa y neciamente del uso de uno de nuestros brazos.

La riqueza y la longevidad

La delincuencia y sus atenuantes

Los autómatas irresponsables

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12 comentarios:

Madelón dijo...

Qué hermosa fotografía! Qué bellos los dos!

Rolando dijo...

Así que si invado un país con aviso no hay problema?!

Lucho dijo...

La agresividad también es como el amor: es imprescindible pero también puede ahogarnos.

Mili dijo...

En el Diccionario de la Jalea Real, dice que la agresividad es la actitud que tiene la abeja reina con sus súbditos.

Ma. Eugenia dijo...

Algunos padres se quejan de que su hijo no sabe defenderse. No será que lo educaron así?

Filisbino dijo...

Hay que saber diferenciar entre la agresividad como fuerza de iniciativa, y la violencia, que siempre implica un daño a otro.

Lola dijo...

Me gusta cuando el varón acomete brúscamente, y también cuando empieza acariciando de a poquito, haciéndose desear.

Alba dijo...

El fanatismo descontrola la agresividad.

Blanca dijo...

En lugar de hablar de agresividad, que confunde, por qué no hablamos de determinación, fuerza, potencia, ímpetu, iniciativa, decisión, etc.

Maruja dijo...

Ay, no me haga acordar! cuando la maestra me ataba el brazo izquierdo para que aprendiera a escribir con el derecho.

Rulo dijo...

Si lo de la foto es agresividad, yo quiero eso.

Chapita dijo...

Cómo quieren que conozca el derecho ajeno si no conozco ni el mío...