Si un afecto es obligatorio por tradición o por ley (amar a la madre o a un sólo cónyuge), no podremos distinguir el amor sincero del hipócrita.
En otro artículo (1) comenté que el matrimonio monogámico se explica cuando se lo interpreta como la reedición del amor hacia la madre, que también es único porque «madre hay una sola».
Pensemos en la moral de dos personas:
— Una tiene tan alto respeto por la propiedad privada que no robaría aunque estuviera permitido;
— Otra tiene tan escaso respeto por la propiedad privada que no roba por temor a ser castigado.
Externamente estas dos personas funcionan de la misma forma, es decir, ninguna de las dos roba, pero internamente son bien distintas.
Ahora bien, esas dos personas que usted y yo sabemos que son esencialmente distintas, están viviendo en un país donde el robo está penado por la ley. ¿Qué ocurre con ellas?
Pues bien, las diferencias esenciales que los caracterizan pasan desapercibidas y nunca podremos decir que el honesto de corazón realmente lo sea porque está permitido suponer que ninguno de los dos roba por temor al castigo.
Tampoco será importante saber el verdadero motivo pues lo único relevante será que la propiedad privada sea respetada sin excepción.
Ahora volvamos al principio del artículo para pensar los afectos, la monogamia y la ley.
— Si la cultura prácticamente nos obliga a querer a nuestra madre, de nada vale que el amor sea sincero o hipócrita.
— Si la ley prohíbe la poligamia y si la cultura sanciona a quienes aman a más de una persona, de nada vale que dos personas se amen profundamente porque ante la sociedad solamente estarán cumpliendo con la ley o con la costumbre.
En suma: La imposición en los vínculos afectivos, siempre envilece a los más nobles y sinceros.
(1) Cónyuge hay una sola
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10 comentarios:
Qué tema interesante!
Cuando el sistema juzga a una persona deja a un lado las motivaciones que lo impulsaron a actuar e incluso el conocimiento o desconocimiento de la ley. Estos aspectos podrán servir como atenuantes pero no son los decisorios. Esto es así porque no estamos en condiciones de poder instrumentarlo de otro modo, pero de rebote nos lleva a pensar que las cosas son más simples de lo que son, y a descentrarnos del trabajo sobre las causas. Por ej, en lo que se refiere a la postura que adopta la sociedad frente a un delincuente, predomina la visión del hecho concreto, que muchas veces es calificado de 'aberrante' y queda en un segundo plano la búsqueda de soluciones.
Lo más grave es cuando no somos capaces nosotros mismos, de discernir si nuestros afectos son auténticos o hipócritas.
De qué otra forma se puede amar si no es reeditando el amor hacia la madre?
Claro! Una mujer virtuosa es la que no le mete los cuernos al marido, no importa si no lo hace por temor a quedar en pampa y la vía.
Al diablo con la cultura!
Dos personas pueden amarse profundamente y optar por el amor libre.
Yoel, eso ya lo dijo Mieres en el título del artículo.
Qué gente! por Dios.
YO DISTINGO
A veces el amor no es tan libre, pero también vale. Digo en el sentido de que también puede ser sincero.
Lo que sucede es que no se puede amar sin nada de egoísmo.
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