El ocultamiento de la identidad en Internet está provocado (o al menos favorecido) por la creencia en Dios. El Anónimo goza sintiendo que muestra su creación ocultándose... igual que Él.
La intercomunicación que tenemos los humanos ha llegado al máximo histórico. Internet y la telefonía celular nos permiten tener muchos contactos con muchas personas.
Lacan decía que «la relación sexual no existe», tratando de llamar la atención, tratando de hacernos una broma y tratando de hacernos dudar sobre si tantos diálogos, miradas y fornicaciones eran o no una comunicación verdadera.
Y sobre este punto es interesante observar que no existen pruebas concluyentes sobre la confiabilidad de nuestras percepciones.
El fenómeno religioso me llama poderosamente la atención sobre todo porque no logro entender cómo funciona la fe.
Para mí se presenta como una convicción autista, una idea que los creyentes traen de fábrica y que los obliga a suponer que existe un dios con todas las particularidades que desearían tener para sí.
En otras palabra, siento que la fe es una ilusión que permite imaginar que existe alguien invisible, silencioso, imperceptible, que tiene lo que a todos nos falta y que desearíamos tener: omnipotencia, inmortalidad, el amor o miedo de todos los humanos y que todo lo sabe.
Es en este contexto que puedo asociar esa fe con el abundante uso del anonimato en las comunicaciones de Internet.
Si bien es casi obvio que aquel que no se identifica lo hace por miedo a las represalias o a que alguien trate de raptarlo para disfrutar el infinito glamur que trasmiten sus disortográficos aportes, también el anónimo supone que se oculta como lo hace Dios.
En suma: Quien usa seudónimos y anónimo sueña con que es Dios porque se oculta igual que Él y está por todos lados igual que Él.
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9 comentarios:
El que firma con seudónimo o como anónimo, es alguien que se persigue.
Algunos escritores firman con seudónimo porque dar a conocer su identidad real los pondría en aprietos.
Dios se me aparece pero no me gusta su cara. Él no es como el de los cuadros.
Es raro necesitar ocultar la producción propia, a no ser que uno no se enorgullezca de ella.
Capaz que la realción sexual no existe porque la relación no se da entre sexos, sino entre personas.
Las percepciones no siempre dicen la verdad. Cuando tengo sexo con mi marido, en realidad estoy con mi amante, y cuando estoy con mi amante, me pasa al revés.
Todavía no logro acompasar los ritmos.
Lo más importante de creer en un Dios es que te da la esperanza de una vida después de la muerte, y un consuelo por las desgracias, porque serán recompensadas. También esas desgracias pueden interpretarse como pruebas que nos pone Dios para darnos después un premio si salimos airosos.
Creer en Dios, desde mi punto de vista, implica no poder aceptar la muerte y los dolores inmensos que puede traernos la vida. Nos parece demasiado terrible y por eso nos negamos a creer que pueda terminar todo de una forma tan radical, o que tengamos que someternos a tanto dolor.
Ocultarse a similitud de dios es lo que hacen los delincuentes. Son ellos los que ponen las reglas (igual que dios) y no respetan los deseos ni los derechos humanos (igual que dios).
Dios se oculta por miedo y por mala conciencia. Sabe que nos ha creado con demasiados defectos como para no temer represalias.
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