sábado, 10 de noviembre de 2007

Amor ciego

— Si, a vos te lo puedo contar porque sos mi mejor amiga, pero me tenés que prometer que no se lo vas a contar a nadie. Ni siquiera a Matilde. ¿Me lo jurás?

— Por supuesto, pero ¡cuánto suspenso che!, parecemos jovencitas noveleras. ¿Cómo es la cosa?

— El marido que tengo ahora es ciego.

— ¿CIEGO?

— Ciego. Desde que era niño. No sé qué problema tuvo. Nunca me lo quiso contar.

— ¿Y cómo hacen? ¿Cómo es estar casada con un tipo ciego? ¿Cómo te enamoraste de él?

— Cuando me divorcié de Ricardo, casi voy a la cárcel porque si no me lo sacan, te juro que lo mato. Era un mujeriego insoportable. Vivía de aventura en aventura, ¿y vos viste que yo soy terriblemente celosa?

— Bueno Ricardo era alguien que nunca le dio mucha importancia a tus celos. Siempre decía que exagerabas, que la cosa no daba para tanto, que él te era fiel. Pero yo te pregunté cómo te enganchaste con un tipo que no ve.

— Viste cómo son estas cosas. La vida te presenta situaciones más increíbles que la propia ficción. Resulta que en una reunión que hicieron en la casa de él, —yo estaba recién separada— justo me senté al lado suyo y quedé maravillada de cómo interactuaba como si viera. Con los lentes oscuros que siempre usa, no te das cuenta de su particularidad.

— ¿No podés ir al punto? ¿Cómo es estar con un ciego? ¿De qué viven?

— Te estoy contando ¡dame un poco de tiempo! ¿Te acordás de aquella película en la que Al Pacino hace de un militar retirado y ciego, que hasta llega a manejar una Ferrari roja?

— Si, me acuerdo: Perfume de mujer. Le dieron un Oscar. Hacela corta.

— Él tiene su misma destreza. Baila maravillosamente, es brillante, tierno, cariñoso. Hasta podría decirte que en muchos aspectos, él es mi lazarillo. Fijate lo que te digo.

— Está todo bien, pero ¿qué querés que te diga? Estar con un hombre que no ve nada, no sé, no me cierra. ¿Tiene fortuna por lo menos?

— Fortuna fortuna, no. Es una familia adinerada y seguro que cuando muera la madre —que ya está muy viejita pobre—, él se va a forrar. … Pero ¿sabés por qué me enamoré de él? Precisamente porque estoy segura de que no va a mirar a otras mujeres.

reflex1@adinet.com.uy

●●●

1 comentario:

Leibi Ng dijo...

¡Me encanta! Tuve un desengaño con un hombre tipo Al Pacino y me refugié en uno opuesto totalmente en cierta forma, pero por discriminación. Pensé que sería sólo mío, ¡pero no fue así! ¡Ja,ja, ja! Leonas marcando territorio para nada. No somos dueños ni de nosotros mismos, hasta que no lo trabajamos profundamente.
Te felicito.