Nuestra psiquis, emociones, carácter, serían muy
distintos si pudiéramos caminar sobre cuatro patas.
Si fuera cierto lo que pensó
Charles Darwin, los seres humanos somos simios modificados. Por lo tanto,
resalto una parte de la idea: SOMOS SIMIOS, es decir: monos.
Tenemos grandes semejanzas
pero hay algo que nos llenó la vida de complicaciones: perdimos el apoyo en las
cuatro patas. ¡Cuánto más seguros nos sentiríamos si tuviéramos ese apoyo
máximo!, ¡Cuánta angustia nos evitaríamos!, ¡Qué tranquilizador equilibrio
sentiríamos con una base de sustentación mejor distribuida (en las cuatro
patas)!
Las consecuencias mentales de
contar con un buen apoyo son difícilmente imaginables. Mejor dicho: casi nunca
pensamos que nos sentimos tan vulnerables porque tenemos una base tan pequeña
(los pies).
Claro que, con este diseño
vertical, disponemos de las manos para hacer cosas, para agarrarnos de algo si
estamos por caer, para construir soluciones que compensen nuestra
inestabilidad.
De hecho también ganamos en
capacidad de observación: como tenemos los ojos ubicados en un lugar alto
podemos ver más lejos que otros animales que tienen los ojos más próximos al
suelo.
Pero mi deformación profesional,
(soy psicólogo), me predispone a pensar mucho en los factores emocionales,
intelectuales, afectivos. Si anduviéramos en cuatro patas nos sentiríamos más
seguros y no seríamos tan agresivos, desconfiados, violentos. Si tuviéramos los
ojos más cerca del suelo, no seríamos tan arrogantes como para mirar al resto
de los animales como si fueran inferiores.
En suma: ganamos y perdimos. Ahora ya está: no
podemos volver atrás. Seguiremos sintiendo este temor a caer, provocado porque
tenemos una base bastante ineficiente. Tememos caer en tentaciones, en la ruina
económica, en enfermedades y en una tumba, por supuesto.
(Este es el Artículo Nº 2.121)
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1 comentario:
¡ Con cuántas ganas deseo tener cuatro patas! ¡¡ Tantas ganas como deseos tengo de ser menos arrogante !! Necesito disculparme con aquellos que hubiera herido....
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