lunes, 27 de enero de 2014

Seguridad ciudadana e irresponsabilidad


Cuando los ciudadanos nos sentimos muy seguros nos volvemos irresponsables.

En otro artículo titulado La inestabilidad humana les comentaba que, por ser bípedos (apoyados en dos patas), padecemos una sensación de inestabilidad generalizada, con un difuso aunque persistente temor a caer, no solo al suelo sino también en una tentación, en la ruina económica, en la enfermedad y demás infortunios.

Observemos que los niños se caen a menudo sin consecuencias.

Es posible explicarnos esta característica infantil pensando que aun no aprendieron a caminar, que sus huesos y cartílagos son tan flexibles que amortiguan con mucha eficacia cualquier caída. Podemos decir también que ellos, por ser de pequeño tamaño, están más cerca del piso e inclusive podríamos suponer que, al ser livianos, cuando caen se golpean más suavemente. Todas estas podrían ser explicaciones aceptables de por qué los niños tropiezan más frecuentemente que los adultos.

Sin embargo, podríamos agregar una causa adicional, menos obvia.

Los niños tienen menos responsabilidad que los adultos. Los pequeños sobrentienden que no deben preocuparse por sí mismos y pronto entienden que son otros quienes debemos ocuparnos de resolver sus problemas.

En otras palabras: los niños se caen más a menudo que los adultos por varios motivos, inclusive porque son menos responsables de sí mismos.

Esta situación explicaría por qué los adultos, cuando vivimos en un régimen paternalista, protector, garantista, genera adultos irresponsables, indolentes, negligentes. También así podemos comprender por qué las burocracias son tan ineficientes.

Conclusión: Cuando los ciudadanos nos sentimos muy seguros nos volvemos irresponsables.

(Este es el Artículo Nº 2.123)


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