Todos criticamos los bajos niveles educativos, pero
ciertos comunicadores ganan dinero adulando a los ignorantes.
En Latinoamérica nos quejamos
del escaso nivel educativo que tienen nuestros pueblos. Cuando masivamente
somos evaluados por pruebas internacionales queda en evidencia que tenemos
mucho para mejorar.
Las causas de este rezago son
múltiples, muchas de las cuales seguramente tienen que ver con un escaso
presupuesto asignado a la enseñanza, el bajo nivel profesional de los docentes,
la ineficiente administración de los recursos humanos encargados de la
educación.
También existen causas
políticas. Es falso que los políticos desean gobernar un pueblo muy ilustrado,
formado, capaz de analizar, criticar y comunicarse con eficacia verbalmente y
por escrito. Los políticos recuerdan que casi todas las revoluciones comienzan
en las capas socialmente más educadas. Los pueblos ignorantes son fácilmente
dominables, poseen gobiernos autoritarios y el estado controla la vida de
todos.
La gobernabilidad resulta más
fácil cuando la mayoría es crédula, con baja tolerancia a la frustración, lo
suficientemente infantil como para guiarse por el «querer es poder»,
con predominio del pensamiento mágico que la lleva a tener creencias
religiosas, dogmáticas, supersticiosas, predispuestas a idealizar a cualquier
personaje suficientemente carismático.
Observemos qué ocurre con los medios de comunicación.
En muchas ocasiones recibimos opiniones que intentan hacernos creer que
los gobernantes son tontos, que si el lector ocupara su lugar haría las cosas
mejor; que los niveles de ridiculez de los jerarcas son insólitamente cómicos;
que los ricos son todos corruptos y ladrones; que los profesores hacen
tonterías que ningún lector, con mínima enseñanza, haría.
Este periodismo les está
diciendo a los más ignorantes: ustedes poseen la verdadera sabiduría, ustedes
nacieron sabiendo, no necesitan perder el tiempo estudiando, con lo que ustedes
saben están mucho mejor que los poderosos que toman decisiones.
Me inclino a pensar que
estamos ante una fuerte hipocresía: todos estamos de acuerdo en que tenemos que
aumentar los niveles de educación masiva, pero ciertos comunicadores ganan
dinero adulando a los ignorantes.
(Este es el Artículo Nº 2.126)
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