martes, 19 de marzo de 2013

Cualquier pequeña ayuda nos alcanza




Tenemos muchas necesidades pero cualquier pequeña ayuda nos alcanza. No necesitamos a un ser superior, mágico y omnipotente (Dios).

Me declaro humanamente feliz, es decir, sin grandes pretensiones: a veces estoy contento y otras veces estoy triste, como todo el mundo. Me parece que no podemos pretender más que eso.

Para sentirme satisfecho no necesito ser romántico, ni creer en Dios, ni pensar bien de los integrantes de la especie. Por el contrario estoy convencido de que el amor es un sentimiento sublime porque nos gratifica orgánicamente, pero que es la sensación subjetiva de contar con alguien a quien necesitamos, es decir, que amar es imaginar que el ser amado nos dará lo que necesitemos, ... como hizo nuestra madre.

Estoy convencido de que Dios no existe sino que se trata de una fantasía necesaria para disminuir nuestra ansiedad, miedo, angustia, apelando a la esperanza y a la ilusión, es decir, apelando a formas de distorsionar la realidad, de mentirnos, de engañarnos como a niños.

Para acceder a mi modesta felicidad que me tiene conforme, tampoco quiero creer que los humanos somos una especie maravillosa, superior a las demás. Por el contrario creo que valemos lo mismo que cualquier otra y que, como nos necesitamos mutuamente de tan débiles y vulnerables que somos, nos amamos. Podemos amarnos a pesar de no ser tan excepcionales.

En otras palabras, no tenemos necesidad de imaginarnos maravillosos para poder amarnos. Se puede ser humanamente feliz sin engañarnos con sobrevaloraciones. El amor brinda felicidad, pero para sentirlo no es imprescindible imaginar que el o los seres amados, son seres superiores, maravillosos.

Nuestros seres amados pueden ser vulgares, comunes y corrientes, porque somos tan vulnerables que las ayudas que necesitamos no tienen por qué provenir de seres mágicos omnipotentes, (Dios), ni de seres humanos extraordinarios.

(Este es el Artículo Nº 1.842)

11 comentarios:

Verónica dijo...

Algunos dramas humanos nos ponen en situación de creer en lo sobrenatural. La pérdida de un hijo o un ser querido muy importante en nuestra vida, dolencias difíciles de sobrellevar, grandes pérdidas de distinta índole.

Evaristo dijo...

A nuestro cuerpo le cuesta aceptar la muerte. Quizás seamos el único animal con esa característica, aunque todos tenemos desarrollado el instinto de conservación.

Eduardo dijo...

Estoy en un todo de acuerdo con usted, Mieres. No necesitamos seres extraordinarios para amar. Tampoco creo que existan seres extraordinarios. La ayuda puede provenir de cualquier semejante que sea capaz de empatizar con nosotros y con lo que nos sucede.

Ingrid dijo...

Me gustó el artículo. El tono es profundamente humano.

Margarita dijo...

Muchas veces, ante los grandes sufrimientos de la vida, he sentido consuelo en mis pequeños. Mis hijos, con su sola presencia me dan fuerzas.

José dijo...

No creo en un dios todopoderoso, pero si en un dios omnipresente. Creo que lo divino está en todo lo que nos rodea. Está junto a lo más terrible. Amor y odio, alegría y dolor. Lo vivo y lo mineral, las personas y los objetos. Todo tiene algo de amable. En medio de la guerra más atroz encontramos gestos sublimes. Un pedacito de roca es parte de todo esto tan inabarcable que llamamos universo.

Mariana dijo...

No podemos pretender más que una mezcla inevitable de alegría y dolor, pero podemos trabajar para mantener de pie la alegría lo más posible. Empecemos por no pedir tanto, por ver más lo que tenemos que lo que nos falta, la belleza que nos rodea, todo lo que podemos dar, todo lo que podemos recibir si tenemos los brazos abiertos.

Gabriela dijo...

El romanticismo es lindo y a la vez muy peligroso. El romanticismo entendido como parte del amor, no puede malentenderse. Un gesto romántico es auténtico cuando forma parte del amor y una mera ilusión cuando se enmarca en el enamoramiento. La prueba de fuego para cualquier pareja es pasar la etapa del enamoramiento y seguirse amando. También es la prueba para la pasión. Una honda pasión dura enlazada al amor.
El amor se disfruta con placidez, calma, entrega, tolerancia, paciencia, comprención, disciplina.
El enamoramiento no tolera la disciplina, no tiene calma, no sabe esperar, no soporta las distancias.

Miguel dijo...

Entiendo que no pensar bien de los integrantes de la especie es no esperar del otro más de lo que puede dar. Los humanos tenemos mucha cosa jodida (algunos más y otros menos, pero eso no se elige). La aceptación es fundamental para vivir en paz y hacer realidad la fraternidad.

Filisbino dijo...

Para sentir que el ser amado nos da lo que necesitamos, tenemos que ser adultos, independientes. De lo contrario no habrá quien pueda darnos todo lo que necesitamos.

Cecilia dijo...

No tenemos necesidad de imaginarnos maravillosos para amarnos. Estoy completamente de acuerdo.
¡Muera la princesa!
¡Muera el príncipe azul!