jueves, 21 de marzo de 2013

Marketing directo entre hombres y mujeres

 
La relación natural entre varones y mujeres en plan reproductivo es el modelo que copian las técnicas de comercialización («marketing directo»).

Por «marketing directo» se entiende toda aproximación personalizada, (por teléfono, Internet, correo), con la intención de ofrecer algo. Se diferencia de la publicidad en que esta no está dirigida a nadie en particular.

La relación entre varones y mujeres es el modelo de estas técnicas de venta. La Naturaleza nos ha dotado de ciertas actitudes, gustos, necesidades y deseos para que finalmente, los animales en general y los humanos en particular, conservemos nuestras especies fecundándonos.

Como he mencionado en otros artículos (1), en los mamíferos es la hembra la que entra en celo, convocando aromáticamente a los machos que podrán fecundarla. Entre los humanos, son ellas las que seducen a los varones aptos para embarazarlas.

Desde el punto de vista del marketing, ellas son las compradoras y ellos son los vendedores porque se ofrecen de todas las formas posibles para que ellas los elijan como padres de los hijos que procuran gestar.

Lo que hacen las mujeres no es ofrecerse sino demostrar que tienen poder adquisitivo, riqueza, disponibilidad económica que, en otros términos equivale a decir que disponen de las hormonas suficientes como para necesitar un varón que las fecunde.

El «marketing directo» elige a los potenciales clientes que se caracterizan por haber demostrado actitud compradora de ciertos bienes y servicios. Por ejemplo, si alguien compró un televisor quizá quiera comprar amplificadores y parlantes; quien tiene muchos años de edad, quizá quiera comprar una parcela en un cementerio; quien acaba de contraer matrimonio quizá quiera comprar pañales desechables.

Los varones «en venta», (porque desearían ser padres), se ofrecen a las mujeres que parecen «potenciales compradoras», (que desearían ser madres), porque estas se muestran eróticas, sensuales, sexys, coquetas, inquietas, perfumadas.

       
(Este es el Artículo Nº 1.844)


9 comentarios:

Rulo dijo...

Marketing directo jajajaja, pero está buena la comparación, jamás se me habría ocurrido.

Gabriela dijo...

Cuando no estás en plan reproductivo el ¨marketing directo¨ también funciona, aunque por experiencia personal pienso que depende de la edad. En mi caso particular, dado que ya no me siento atractiva sexualmente(y eso en gran medida depende de la edad), estoy poco receptiva a ese tipo de marketing. Prefiero apostar al vínculo de manera más global y profunda. Estoy dejando en un segundo plano el vínculo sexual. Es lo que me pide mi cuerpo.

Amalia dijo...

Con mi hijo adolescente me estoy enfrentando a una situación bastante insólita: no desea tener sexo sólo por deseo sino que quiere que vaya acompañado de una relación amorosa. No sé si es por miedo o inseguridad, o si se trata de una cuestión de valores.

Elena dijo...

Creo que ya no me muestro muy ¨inquieta¨porque he delegado en mi hija la función reproductiva. Ahora lo que me entusiasma es ser abuela.

Laura dijo...

El caso del varón es distinto al de la mujer. Ellos mantienen durante mucho más tiempo su capacidad reproductiva.

Olga dijo...

Le tengo miedo a la terapia de reemplazo hormonal. ¿Me volverá más seductora? Yo me siento muy bien así como estoy.

Ingrid dijo...

Soy una mujer que ha disfrutado pero también ha sufrido a causa de una intensa actividad sexual. Quizás eso también influya en mi selectividad actual.

Esther dijo...

Por razones culturales a las mujeres no nos gusta que los hombres se den cuenta de que nos estamos ofreciendo. Eso a veces lleva al uso y abuso. Supongo que a nadie le gusta sentirse usado.

Alba dijo...

En el último párrafo leí lo siguiente: los varones en venta se ofrecen a las mujeres que PADECEN potenciales compradoras. Este error en la lectura quizás se produjo porque siento algo parecido a lo que han comentado Ingrid y Esther. Las mujeres que se ofrecen lo hacen para disfrutar, pero también a veces padecen. Generan vínculos que comienzan por lo sexual pero que luego van enraizándose en lo afectivo, sin encontrar una respuesta similar del otro lado. El varón parece tener mayor facilidad para no involucrarse afectivamente.