Algunas personas no pueden escuchar, (ni leer), porque necesitan creer que lo saben todo y que merecerían ser los gobernantes.
Los roles de mando, (jefes,
directores, líderes), son difíciles porque la naturaleza humana nos desalienta
escuchar todo mensaje que podamos ignorar.
Como somos hijos del rigor,
escuchamos por obligación, porque no tenemos más remedio, porque la angustia
nos obliga, por debilidad.
a) Es por obligación cuando
integramos una cadena de mando en la que escuchar al superior jerárquico está
impuesto reglamentariamente;
b) No tenemos más remedio que
escuchar el mensaje de algunas personas porque a veces nos han comunicado algo
interesante, valioso, digno de ser conocido por nosotros;
c) La angustia busca ser calmada
de cualquier manera, inclusive con el mensaje que nos venga de afuera. Estar
angustiados nos vuelve muy demandantes de ayuda: por eso escuchamos a quien
podría desangustiarnos;
d) Escuchamos porque somos
vulnerables, y esta causa explica todas las anteriores, pues sentimos la
presión de la obligación, «no tenemos más remedio» y nos angustiamos,
precisamente porque somos débiles, dependientes, inseguros.
Conclusión: es gracias a nuestra
sensación de debilidad que podemos comunicarnos.
De la anterior conclusión podemos deducir que las personas arrogantes
tienen tantas dificultades para escuchar como si permanentemente estuvieran
desempeñando un rol de mando.
Esta afirmación también es válida si la expresamos al revés: Las
personas que tienen dificultades para oír lo que otros les dicen, muy
probablemente sean arrogantes.
Esa arrogancia ensordecedora suele estar acompañada de fantasías de mando.
Efectivamente, quien no puede oír porque cree que los demás
no saben nada ni tienen cosas interesantes para decir, supone que es un líder
natural, se imagina como alguien que lo sabe todo, que las ideas ajenas son
erróneas y que tiene todo el derecho a mandar, aconsejar, gobernar, aún sin los
votos suficientes.
(Este es el Artículo Nº 1.830)
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12 comentarios:
Claro, si una persona cree saberlo todo, sentirá que está en condiciones de dirigir a los otros.
Los roles de mando son difíciles porque casi nadie te escucha de verdad. Mucho menos cuando estás en ese lugar.
Por escuchar al superior uno termina desoyéndose a si mismo.
Escuchar una palabra de aliento es más agradable con Colgate.
Si no escuchara a nadie, nadie influiría sobre mí. Pero algunos gestos son tan elocuentes... que es imposible eludir el empujón.
Los mensajes que vienen de adentro, son mensajes manchados en sangre!
A veces alcanza con oír la voz del médico para tranquilizarse.
A otros les pasa al revés.
arrogancia ensordecedora
hay en tus ojos
niña mía.
y cuando los clavas
en los míos
deja de escucharse
cualquier ruido.
El que manda
no escucha
porque
se embarulla.
¡al fin descubro que ser débil sirve para algo!
Yo creía en mí porque veía un brillo de admiración en los ojos que me miraban.
Uno se da cuenta cuando no lo escuchan porque ve que el otro cree adivinar lo que vas a decir, y se adelanta, pero de manera equivocada.
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