Tenemos muchas necesidades pero cualquier pequeña
ayuda nos alcanza. No necesitamos a un ser superior, mágico y omnipotente
(Dios).
Me declaro humanamente feliz, es
decir, sin grandes pretensiones: a veces estoy contento y otras veces estoy
triste, como todo el mundo. Me parece que no podemos pretender más que eso.
Para sentirme satisfecho no
necesito ser romántico, ni creer en Dios, ni pensar bien de los integrantes de
la especie. Por el contrario estoy convencido de que el amor es un sentimiento
sublime porque nos gratifica orgánicamente, pero que es la sensación subjetiva
de contar con alguien a quien necesitamos, es decir, que amar es imaginar que
el ser amado nos dará lo que necesitemos, ... como hizo nuestra madre.
Estoy convencido de que Dios no
existe sino que se trata de una fantasía necesaria para disminuir nuestra
ansiedad, miedo, angustia, apelando a la esperanza y a la ilusión, es decir,
apelando a formas de distorsionar la realidad, de mentirnos, de engañarnos como
a niños.
Para acceder a mi modesta
felicidad que me tiene conforme, tampoco quiero creer que los humanos somos una
especie maravillosa, superior a las demás. Por el contrario creo que valemos lo
mismo que cualquier otra y que, como nos necesitamos mutuamente de tan débiles
y vulnerables que somos, nos amamos. Podemos amarnos a pesar de no ser tan
excepcionales.
En otras palabras, no tenemos
necesidad de imaginarnos maravillosos para poder amarnos. Se puede ser
humanamente feliz sin engañarnos con sobrevaloraciones. El amor brinda
felicidad, pero para sentirlo no es imprescindible imaginar que el o los seres
amados, son seres superiores, maravillosos.
Nuestros seres amados pueden ser
vulgares, comunes y corrientes, porque somos tan vulnerables que las ayudas que
necesitamos no tienen por qué provenir de seres mágicos omnipotentes, (Dios),
ni de seres humanos extraordinarios.
(Este es el Artículo Nº 1.842)
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11 comentarios:
Algunos dramas humanos nos ponen en situación de creer en lo sobrenatural. La pérdida de un hijo o un ser querido muy importante en nuestra vida, dolencias difíciles de sobrellevar, grandes pérdidas de distinta índole.
A nuestro cuerpo le cuesta aceptar la muerte. Quizás seamos el único animal con esa característica, aunque todos tenemos desarrollado el instinto de conservación.
Estoy en un todo de acuerdo con usted, Mieres. No necesitamos seres extraordinarios para amar. Tampoco creo que existan seres extraordinarios. La ayuda puede provenir de cualquier semejante que sea capaz de empatizar con nosotros y con lo que nos sucede.
Me gustó el artículo. El tono es profundamente humano.
Muchas veces, ante los grandes sufrimientos de la vida, he sentido consuelo en mis pequeños. Mis hijos, con su sola presencia me dan fuerzas.
No creo en un dios todopoderoso, pero si en un dios omnipresente. Creo que lo divino está en todo lo que nos rodea. Está junto a lo más terrible. Amor y odio, alegría y dolor. Lo vivo y lo mineral, las personas y los objetos. Todo tiene algo de amable. En medio de la guerra más atroz encontramos gestos sublimes. Un pedacito de roca es parte de todo esto tan inabarcable que llamamos universo.
No podemos pretender más que una mezcla inevitable de alegría y dolor, pero podemos trabajar para mantener de pie la alegría lo más posible. Empecemos por no pedir tanto, por ver más lo que tenemos que lo que nos falta, la belleza que nos rodea, todo lo que podemos dar, todo lo que podemos recibir si tenemos los brazos abiertos.
El romanticismo es lindo y a la vez muy peligroso. El romanticismo entendido como parte del amor, no puede malentenderse. Un gesto romántico es auténtico cuando forma parte del amor y una mera ilusión cuando se enmarca en el enamoramiento. La prueba de fuego para cualquier pareja es pasar la etapa del enamoramiento y seguirse amando. También es la prueba para la pasión. Una honda pasión dura enlazada al amor.
El amor se disfruta con placidez, calma, entrega, tolerancia, paciencia, comprención, disciplina.
El enamoramiento no tolera la disciplina, no tiene calma, no sabe esperar, no soporta las distancias.
Entiendo que no pensar bien de los integrantes de la especie es no esperar del otro más de lo que puede dar. Los humanos tenemos mucha cosa jodida (algunos más y otros menos, pero eso no se elige). La aceptación es fundamental para vivir en paz y hacer realidad la fraternidad.
Para sentir que el ser amado nos da lo que necesitamos, tenemos que ser adultos, independientes. De lo contrario no habrá quien pueda darnos todo lo que necesitamos.
No tenemos necesidad de imaginarnos maravillosos para amarnos. Estoy completamente de acuerdo.
¡Muera la princesa!
¡Muera el príncipe azul!
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