El presidente fue reelecto por inútil, por incapaz para gobernar, por pelele de algunos grupos de poder.
La situación parecía fácil de adivinar:
con mayoría parlamentaria cualquier proyecto de ley presentado por la
presidencia provocaba algunas discusiones superficiales, con especial hincapié
en los asuntos insignificantes de su implementación, reglamentación y control.
En realidad no eran muchos los
que mandaban con su poder económico y facilidad para corromper voluntades. Se
hablaba de solo dos personas.
Los derechos constitucionales
estaban en pleno vigor, especialmente la libertad de prensa.
Los medios de comunicación
decían absolutamente lo que se les antojaba y las críticas sobre el presidente
monigote eran feroces, crueles, despiadadas.
Los ciudadanos podían entrar y
salir del país, el mercado de cambios funcionaba con libre cotización de las
principales monedas mundiales.
Los inescrupulosos mandamases
habían encontrado la fórmula para hacer sus tropelías concediendo las mayores
libertades. Los sociólogos discutían entre ellos porque la situación no estaba
en los libros que reverenciaban como a la Biblia.
El inútil presidente era una
buena persona. Su esposa lo amaba tanto como a la única hija de ambos.
Esta joven no paraba de
estudiar en universidades de Estados Unidos y de Europa. Terminaba una carrera,
un doctorado, una maestría y en pocos meses estaba abocada a comenzar otra por
considerarla complementaria e imprescindible.
El pueblo, agobiado por la
pobreza económica, estaba muy confundido pero sin embargo amaba al presidente y
su familia.
Un pequeño grupo de distinguidos
ciudadanos, indignados por las amorales aunque legales prácticas de esos dos
personajes que controlaban los hilos más altos del poder, decidió ubicar a la
estudiosa muchacha para ver si ella podía mejorar los destinos del país.
La gestión no fue un éxito
pero tampoco un fracaso. Lograron que la joven los escuchara y hasta dio
muestras de simpatía hacia quienes intentaban ayudar a su denigrado padre.
Los hechos tuvieron un vuelco
inesperado y los medios de comunicación estallaron con noticias espeluznantes.
Coincidieron en informar que
habían recibido una llamada anónima sugiriéndoles que fueran a una zona
despoblada, a pocos kilómetros de la capital.
Al principio no descubrieron
nada digno de mención, pero al recorrer el campo encontraron, atados a cuatro
caballos, brazos y piernas de un hombre. Cerca de allí unos volantes decían: — Al resto de Fulano, —uno de los dos explotadores del pueblo—, no lo busquen
porque sigue con vida pero lo raptamos.
En pleno escándalo, el otro maligno
personaje, rodeado de un centenar de guardaespaldas, se presentó ante el
presidente y le comunicó las reformas que estaba haciendo en los títulos de su inmenso
patrimonio para dejarlo como propiedad del Estado.
Minutos después la muchacha
llamó al padre y le preguntó: «¿Estás conforme, papá?»
(Este es el Artículo Nº 1.854)
●●●
8 comentarios:
Pah! Me resulto dificil Doc. Lo que yo interprete fue que cuando la hija quizo tomar riendas en el asunto, se encontro con que quienes realmente detentaban el poder empezaron a aplicar sus amenazas por fuera de la ley.
Pero entonces por que la pregunta final de la hija?
Tiago se equivoca. El que fue descuartizado era uno de los explotadores. La hija del Presidente lo que hizo fue recurrir a medios ilegales para luchar contra ellos.
Ahora el paso que sigue es que el magnicidio.
Coincido con Alberto, si este cuento fuera el primer capitulo de una novela, lo que sigue es una escalada de terror y violencia.
Para mi que quien mando matar al dueño de ese pueblo, fue el otro: al tipo ya no le convenia compartir el poder.
En realidad, si te pones a pensar, no existe Presidente que pueda evitar ser titere de los grupos de poder.
El significado que le doy a la pregunta final de la hija es : estas conforme papa?, lograste ser presidente.
Publicar un comentario