lunes, 4 de marzo de 2013

Una pregunta con varias respuestas




Algunos conflictos ocurren cuando quienes dialogan no admiten que una misma pregunta pueda ser respondida de varias formas diferentes.

Una causa de interminables desentendimientos tiene relación con la diferencia que existe entre la mentira y la equivocación conceptual.

Cuando dos personas suponen que existe una única verdad posible, en tanto no coincidan en esa única opinión podrían pensar que la otra persona, no es que esté equivocada sino que está mintiendo, pues «todo el mundo sabe que, (por ejemplo), Fulano es el mejor jugador de fútbol».

El enojo que surge de una discrepancia suele tener esta causa: ambos suponen que el otro lo está agrediendo con una mentira.

Si admito que existen varias respuestas para una misma pregunta (por ejemplo, ¿cuál es el mejor jugador de fútbol?), estoy dispuesto a admitir que mi ocasional interlocutor quizá disponga de una respuesta diferente a la mía, pero si estoy seguro de que existe una única respuesta verdadera, no tendré más remedio que concluir que la otra persona, si bien conoce esa única respuesta posible, se encapricha en mentirme por algún interés malsano que tiene hacia mí.

Cuando pensamos que nuestro interlocutor está equivocado, podemos llegar a sentir piedad por él, quizá nos dé lástima, hasta podríamos sentir el impulso a sacarlo del error en el que cayó accidentalmente.

Este estado de ánimo podría ser escasamente ofensivo para el otro.

Sin embargo, cuando suponemos que el otro «sabe muy bien que Fulano es el mejor jugador de fútbol, pero sin embargo está dispuesto a molestarme diciéndome que el mejor jugador es Mengano», entonces la guerra queda declarada y solo resta que se golpeen para que la razón quede en posesión del más fuerte.

Esto le ocurre a quienes están seguros de todo y que no admiten más que una respuesta para cada pregunta.

(Este es el Artículo Nº 1.827)

12 comentarios:

Luján dijo...

Los fanatismos religiosos llevan a que se crea que existe una sóla respuesta para cada pregunta, al menos para las preguntas trascendentales.

Lautaro dijo...

Cierto que cuando tenemos la convicción de que el otro está equivocado, intentamos convencerlo, pero en la enorme mayoría de los casos no recurrimos a la violencia.

Mabel dijo...

Muchas personas creen que el mundo está lleno de mentirosos, de gente falsa, hipócrita. Estas personas son candidatas a quedarse solas o a recurrir a la violencia por la impotencia que les genera la discrepancia, que suponen mentira, del otro.

Evangelina dijo...

Me dan lástima las personas que no creen en el poder del amor.

Nazareth Inglese dijo...

si tú
estás equivocado
yo te saco
la comida
y el bocado.
pero si me mientes
seguro que no
te quedarán
ni los dientes.

Margarita dijo...

Me da mucha pena la situación que se ve en la foto. Cuando los hijos oyen discutir de manera violenta a los padres, aprenden a comportarse del mismo modo, a ser intolerantes, o a desconfiar de todo.

Roque dijo...

Es difícil mantener opiniones distintas con serenidad y respeto, cuando dos personas se quieren.

Rafael dijo...

Todos mentimos, algunos más, otros menos, pero es muy difícil escapar de la mentira. Quizás por eso, quienes mienten más a menudo, creen que los demás tienen el mismo comportamiento.

Álvaro dijo...

La violencia mayor surge cuando confiábamos en el otro y de pronto nos damos cuenta de que nos estaba mintiendo.

Hugo dijo...

A todos nos gusta opinar, o al menos a casi todos. Muchas veces lo hacemos con escasos fundamentos. Eso irrita, aunque te des cuenta de que el otro está siendo sincero en su opinión.

Adriana dijo...

En el videocomentario usted dice que así como creemos en que existe una sola madre, existe la monogamia y existe un único padre: Dios. Esto no es así en todas las culturas; sí lo es en la nuestra. Por lo tanto sentir de ese modo es algo que viene de muy profundo, no pasa la razón, y la razón no lo puede cambiar.

Margarita dijo...

Nuestro primer modelo de amor es el que vivimos con quien cumpla el rol materno. Es un vínculo de dos. Es difícil que luego podamos entender el amor de pareja de otra forma.