viernes, 1 de diciembre de 2006

Desde el diván

Estuve releyendo el artículo que refiere al término catexis en el Diccionario de Laplanche y Pontalis, en cuyo copete dice:

« Concepto económico, la catexis hace que cierta energía psíquica se halla unida a una representación o grupo de representaciones, una parte del cuerpo, un objeto, etc.»

y no logro tener control sobre una metáfora que se me impone, —bastante difundida, dicho sea de paso— y es aquella en la que se compara a la sociedad con un cuerpo humano. Como si el cuerpo humano y el cuerpo social tuvieran semejanzas suficientes como para extrapolar las cualidades y funcionalidades de uno al otro.

En esta línea, cuando decimos que una cierta energía psíquica se halla unida ... a una parte del cuerpo, un objeto, etc. pienso que en el cuerpo social también sucede lo mismo, solo que al realizar el ajuste correspondiente, la afirmación nos lleva a decir que una cierta riqueza se halla unida ... a algunos ciudadanos, etc.

Esta sería una visión psicoanalítica de las pronunciadas diferencias en la distribución de la riqueza que tanto irritan a un grupo significativo de personas.

Los órganos o individuos receptores de un plus de catexis-riqueza, tienen mayor responsabilidad en el goce del individuo o de la sociedad. Fijate que una parte del balance de las personas físicas o jurídicas se denomina Estado de Responsabilidad. Ahí se detallan todos los bienes de los cuales el titular no sólo es dueño sino también responsable.

La contracara de la riqueza es entonces una mayor responsabilidad en el bienestar social en forma de aporte tributario, generación de riqueza por su capacidad empresarial y de asumir riesgos con su patrimonio, generación de fuentes de trabajo, gerenciamiento de instituciones necesarias para la satisfacción de necesidades colectivas.

La persona que recibe una parte mayor de la riqueza colectiva, cumpliría entonces una función tan importante para la sociedad como la de aquellos órganos que para el individuo tienen una significación especial, tales como los órganos de la reproducción, zonas erógenas, cerebro, sentidos, etc.

Si bien el sentido común y el cristianismo afirman que «Pasará más fácil un camello por el ojo de una aguja que un rico por la puerta del cielo», también es posible sostener que aquellos ciudadanos sobrecatectizados, tienen a su cargo la difícil función de conservar ese estado de cosas: riqueza y responsabilidad, el resto del cuerpo social puede permitirse una actitud prescindente, subordinada, menos responsable,... como parecen tenerla aquellas partes del cuerpo menos catectizadas por el aparato psíquico de cada individuo.

Te preguntarás a dónde conduce todo este rodeo. Es lógico. Pues bien, antes de que yo mismo me olvide, me apresuro a decirlo.

Según esta lectura de la realidad, es posible decir que todo ciudadano que ha logrado enriquecerse, tiene una confirmación de cuán útil es para el bienestar de la sociedad... así como podríamos decir algo similar de los tejidos mejor vascularizados de una anatomía, o de las partes del cuerpo más catectizadas.

La riqueza —dentro de una organización social de tipo capitalista, no debemos olvidar este dato— es una certificación de acierto en la vocación de servicio, o del valioso esfuerzo que es capaz de hacer, o de cuán necesaria es su gestión, su participación, su existencia.

De esta interpretación se deduce la contraria: la pobreza es un certificado de prescindibilidad.

Y ahora lleguemos de una vez a la meta de estas disquisiciones: ¿qué lugar ocupamos los psicoanalistas en nuestra sociedad?

Los resultados económicos dan la respuesta por sí solos.

—¿… y?

— Nada, que hace seis años que vengo y nunca una manito de pintura a estas paredes, ningún cambio del decorado, este diván tienen los resortes vencidos, ...

— Ah, era eso. ¿Dejamos por acá?

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reflex1@adinet.com.uy

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