miércoles, 13 de marzo de 2013

Nada nos viene bien




Los animales son perfectamente coherentes, pero a los humanos tanto nos molesta pensar que somos animales como que somos incoherentes.

«¡Ay, tesoro, cuánto te extraño!», es una expresión de cariño que nos hace pensar en un «gran amor».

Cuando decimos «gran amor» aludimos a una noción de cantidad, de tamaño, de profundidad, de importancia, de intensidad.

Un país, una botella o una cama pueden ser grandes, medianos o pequeños respecto a algún dato elegido como referencia: un país es grande respecto a otros más pequeños, una botella es grande respecto a un tubo de ensayo y una cama es grande cuando la comparamos con una cuna.

¿Qué tomamos en consideración cuando pensamos en un «gran amor»?

Un país, una botella o una cama son tangibles pero el amor no lo es. Por lo tanto la dimensión es cien por ciento subjetiva, imprecisa, indemostrable.

De todos modos la expresión «¡Ay, tesoro, cuánto te extraño!» existe, la comprendemos y es creíble.

Esa expresión cariñosa la está diciendo alguien que toma conciencia de lo que le falta cuando el destinatario de la exclamación está ausente.

Podríamos recordar entonces que el amor se mide mejor cuando no está porque cuando está (el ser amado presente), el sentimiento de amor es tan pequeño que no provoca una exclamación de dolor, de sensación, de percepción.

Sin ánimo de enredar el tema, podría concluir que un amor se nota más por su ausencia que por su presencia.

Probablemente cuando dos personas se divorcian lo que intentan es percibir el tamaño real del amor que sienten recíprocamente.

Esta idea es paradójica, rara, extravagante, absurda, pero el ser humano no es tan coherente como el resto de los animales.

Más aún: a los humanos tanto nos molesta pensar que somos animales como que somos incoherentes.

¡Nada nos viene bien!

(Este es el Artículo Nº 1.836)

12 comentarios:

Silvia dijo...

Es verdad, lo tangible se nota más cuando está y lo intangible más cuando no está.

Oliverio dijo...

Hay parejas que se separan un montón de veces y siempre terminan volviéndose a juntar, pero son las menos. Creo que en general, después de la separación viene un gran alivio.

Valeria dijo...

Yo siento el amor intensamente cuando la persona amada está presente. Cuando no está, no la extraño porque estoy muy ocupada.

Verónica dijo...

Creo que el Licenciado se refiere a la ausencia total del ser amado, no a las horas o los días en los que no se lo ve.

Verónica dijo...

Creo que el Licenciado se refiere a la ausencia total del ser amado, no a las horas o los días en los que no se lo ve.

Sebastián dijo...

De todos modos el tema central es la diferencia entre la percepción de lo tangible y lo intangible.

Darío dijo...

Nos molesta pensar que somos animales porque no está en nuestra naturaleza adaptarnos a la monotonía de la vida animal.

Fabián dijo...

Como nuestro comportamiento es mucho más variable que el del resto de los animales, es mucho más fácil que tengamos comportamientos, actitudes, ideas o sentimientos incoherentes.

Óscar dijo...

Nos molesta ser incoherentes porque creemos en el libre albedrío. Creemos que podemos elegir; elegir la coherencia.

Selva dijo...

Es más simple incorporar lo tangible que lo intangible. Sin embargo, aunque no seamos capaces de simbolizar o abstraer, desde pequeños percibimos el bienestar, el placer, el dolor.

Facundo Negri dijo...

Si el sentimiento de amor es tan pequeño cuando la persona está, no vale la pena amar.

Selva dijo...

Es una desgracia, pero no podemos saber con exactitud qué quiere decir el otro cuando dice que siente un gran amor.