Mariana amaba a su muñeca Mariana.
Se la había traído de Europa una distinguida
señora para quien trabajaba la madre.
Aunque Mariana no tenía papá conocido como las
demás niñas del colegio, sabía que para que su cuerpo tuviera una muñeca de
verdad tenía que encontrar a un varón que la amara y besara tanto que se le
hinchara la barriga de donde saldría una niña de verdad, igual a ella y a la
muñeca Mariana.
Soñaba con ese hombre que vendría a amarla y a
besarla hasta fecundarla.
En realidad solo pensaba en Arlequín, un
muchacho algo tonto que se ganaba unas monedas haciendo reír a la gente
parloteando razonamientos muy simples pero tan paradojales que solo un
auténtico tonto podría crearlos.
Pero Mariana, —si bien estaba fascinada con la vestimenta de rombos
multicolores de Arlequín, la voz estridente y la manera de bailar dando saltos
a destiempo—, soñaba con los ojos del
muchacho. Más precisamente soñaba con su forma de mirar.
Para conciliar el sueño, ella se llevaba a la cama a la muñeca
Mariana que se convertiría en niña y a la mirada de Arlequín.
A pesar de sus nueve años
estaba segura de que la mirada del tonto no era suya sino de alguna otra
persona mucho más inteligente, que tenía que llevar esa vida de incógnito
porque prefería que nadie reconociera su verdadera identidad.
Todas las noches se inventaba
una historia distinta que al final terminaba explicando por qué Arlequín era
alguien muy inteligente que estaba cumpliendo una misión ultra secreta.
Ese sujeto misterioso sería el
padre de su niña hermosa como la muñeca Mariana. Ese varón extraño tenía una
forma de mirar que le aseguraba la capacidad de amarla y besarla hasta gestarle
a la niña soñada.
Cuando Mariana recibió su
primera menstruación, corrió a contarle a la madre y esta solo atinó a decirle
que tuviera mucho cuidado con los hombres porque de ahora en adelante alguno
podía embarazarla.
La información no cayó en la
fantasía de Mariana como atemorizante pues, de ahí en más, organizó su vida
para quedar a solas con Arlequín.
El muchacho tonto, de mirada
tierna, fue fácilmente seducido por la niña-mujer y, sin quitarse el disfraz de
agente multicolor y ultra secreto, hizo el amor con Mariana mirándola con
profundo amor, besándola incansablemente, y también penetrándola.
Pero nada de lo soñado ocurrió
y Mariana guardó su muñeca Mariana en una caja de cartón que, en alguna de las
tantas mudanzas de su madre, se extravió.
(Este es el Artículo Nº 1.840)
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18 comentarios:
Historia con final triste, Doc. Siempre soñe con un amor definitivo.
Me intereso la palabra que uso Mariana: definitivo. Enseguida la asocie a la palabra definitorio. Los amores te van definiendo como persona. Como en gran medida uno es el resultado de lo que ha vivido, los amores, aun los que han sido fugaces, nos van haciendo. No podemos escapar de eso.
La muñeca de Mariana habia llegado de manos de una distinguida señora. Este dato nos puede llevar a pensar que lo recibido de alguien que valoramos o que es valorado, cobra una importancia especial.
Claro Evaristo, quizas esa señora distinguida representaba en el inconsciente de Mariana, a su padre, sobre el que no sabia nada e imaginaba lo mejor.
Mariana deseaba que su hija fuese igual a ella. Esto nos pasa a muchas madres y a muchos padres . Queremos que nuestros hijos se nos parezcan en todo sentido, desde lo fisico hasta en la forma de pensar. Muchas veces no los percibimos como individuos distintos y separados de nosotros mismos.
Nunca me enamore de alguien tonto. Me doy cuenta de que sobrevaloro la inteligencia.
Adoro a las personas que me hacen reir.
Creo que los razonamientos paradojales no son tipicos de los tontos sino de quienes son capaces de desarrollar un pensamiento complejo.
Me parece que es cierto que a las mujeres nos atraen detalles de los hombres, que a la mayoria de ellos les pasan desapercibidos cuando se fijan en una mujer.
Eso les pasa a los adolescentes, Selva.
No solo a los adolescentes, Selva, no solo a los adolescentes...
Como mujer me gustaria que los hombres se fijaran en otras cualidades mias. La belleza me fue dada, yo no hice nada para tenerla, en cambio siento que otras de mis caracteristicas son parte de mi historia, y a mi historia la quiero y valoro; es mi vida.
Es extraño que los hombres no sueñen con una forma de mirar o una sonrisa, yo creo que no es tan asi. Todos provenimos de una madre que nos miro y sonrio. Casi todos..
Que nos enamoremos de una persona que tiene a nuestros ojos misterio, es algo muy habitual. Y pienso que si ese misterio persiste en el tiempo, cuando la pareja se ha conformado, es una buena señal; señal de que no hemos etiquetado al otro sino que lo seguimos descubriendo.
Que una madre le diga a las hijas que debe cuidarse de los hombres, puede influir para que ellas adopten una actitud defensiva ante ellos.
Para amarse hay que quitarse el disfraz.
Es mas facil extraviar los amores que conservarlos. Aunque obvio, es bueno tenerlo en cuenta cuando uno lo que quiere es un amor para toda la vida.
El amor puede durar toda la vida, creo en eso. Puede a veces cambiar de forma, pero el amor puede seguir alli presente bajo la forma de amistas.
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