sábado, 16 de marzo de 2013

La parábola del hijo pródigo y muerto



 
En la Parábola del Hijo Pródigo el padre festejó al sentirse liberado de la culpa por homicidio (filicidio).

En el Nuevo Testamento, San Lucas nos relata una breve historia que contó Cristo para explicar su filosofía sobre qué está bien y qué está mal, según él.

Dicho relato está en el Capítulo 15 y ocupa los versículos que van desde el número 11 al 33 (1).

La historia cuenta que el menor de los dos hijos de un labriego le pidió al padre la mitad de sus bienes que le correspondía según las leyes de la época.

El jovencito se fue, se gastó todo el dinero y volvió con el padre, para pedirle perdón y para reintegrarse a la familia.

Cuando el padre lo vio llegar se alegró tanto que organizó una costosa fiesta, ante lo cual el hermano mayor se ofendió porque consideraba injusto este agasajo a quien los había abandonado y había malgastado parte de la fortuna familiar.

Según creo, los actuales lectores de esta parábola, (del hijo pródigo), nos indignamos junto con el hijo y no logramos entender al padre tan tolerante e injusto con su hijo mayor.

Aparentemente el padre reaccionó de forma tan eufórica porque había dado por muerto al hijo que los abandonó.

Como estoy en contra de casi toda la filosofía cristiana porque considero que es un factor decisivo en la pobreza mundial, tengo una interpretación alineada con esta postura, de tal forma que prudente será no darle mayor importancia (a mi interpretación).

Según el psicoanálisis, la conducta del padre puede entendrse suponiendo que este se enfureció de tal manera que íntimamente deseo matarlo. Lo imaginó de modo tan vivencial que cuando apareció se sorprendió de que aún siguiera vivo.

El padre festejó al sentirse liberado de la culpa por homicidio (filicidio).

 
(Este es el Artículo Nº 1.839)

5 comentarios:

Evangelina dijo...

El sentido de la parábola es valorar el perdón del padre y el arrepentimiento del hijo.

Daniela dijo...

Cuando nuestros hijos están bien y van por buen camino estamos felices y serenos. Cuando se apartan de lo que consideramos el buen camino, nos desesperamos. Si un hijo que estaba malogrando su vida, vuelve al buen camino, nos sentimos felices y no le reprochamos nada.

Gerónimo dijo...

El hermano mayor se disgustó porque creía en el libre albedrío.

Evaristo dijo...

El padre del hijo pródigo no había estudiado nada de psicología, pero sin saberlo tenía en su haber un conjunto de saberes básicos que le permitieron resolver bien la situación.

Alicia dijo...

Si durante meses o años un padre no tiene noticias de su hijo, quizás en algún momento se le pase por la cabeza que pudo haber muerto. Eso no significa que inconscientemente deseara su muerte.