Me convocó un director de
cine para ofrecerme un personaje que sería mi padre. Le dije que lo pensaría. Demoré
un poco porque nunca estoy seguro de nada. Finalmente fui a su oficina para
aceptar el ofrecimiento. Me miró, y me dijo: “Pasó demasiado tiempo. Ahora te
ofrezco que representes a tu abuelo.” Bueno, está bien. Lo voy a pensar.
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