Uno de los motivos por el
cual hemos impuesto la prohibición del incesto es el de provocar en las nuevas
generaciones un deseo desesperado de procrear. Si no existiera tal prohibición las
nuevas generaciones no tendrían deseo sexual con el consiguiente riesgo de extinguirnos
como especie.
Aprovecho el momento para
comentar que si la mentira no estuviera prohibida no tendríamos miles de
bibliotecas con atractivos relatos de ficción.
También es el momento oportuno
para recordar a aquellas buenas personas que se dedican a prohibir lo que les
parece inadecuado.
¿Cuántos desatinos no
ocurrirían si no estuvieran prohibidos?
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