La sociedad
gobernada por políticos era la mejor hasta que los políticos se “pudrieron”.
Antes de que se pudrieran, eran personas capaces, cultas, honestas, educados,
informados, con vocación de servicio, no mentían permanentemente, tenían un
elevado sentido del honor basado en méritos personales.
En algún momento
aquellos políticos perdieron su vocación de servicio, comenzaron a tomar
decisiones en beneficio de sus intereses personales, permitieron la compañía de
personas ordinarias, maleducadas, sin formación universitaria, que admitían
como válido el uso de las armas para acceder al poder.
Me denigra
ser gobernado por personas peores que yo.
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