jueves, 15 de mayo de 2014

La depresión y Dios



 
Las drogas que mejoran la depresión probablemente dulcifican la rebeldía, moderan la arrogancia, domestican químicamente al deprimido.

Nadie sabe qué es la depresión. Solo conocemos sus síntomas: decaimiento, pesimismo, apatía, desinterés, tristeza, dolor moral, sentimientos de culpa.

La medicina cree que existen unas sustancias (neurotrasmisores) en el cerebro cuyo déficit es causante de este desorden anímico. El psicoanálisis cree que una mala resolución de la conflictiva edípica podría ser una de las causas, entre otras.

Sin poseer más certeza que otros, propongo una hipótesis explicativa, solo para quienes no dependen de las opiniones académicas, famosas, prestigiosas. Le propongo una idea para que usted (si respeta su propia opinión) evalúe.

Lo que quizá ocurra es que algunas personas (las que padecen depresión) tienen fuertes dificultades para ser humildes, para asumir que otros les den órdenes, que otros tengan más (dinero, prestigio, hijos, sabiduría, salud) que ellos.

El deprimido es un buscador de jefes que lo gobiernen, que le impongan un límite invencible a sus deseos, a sus ganas frustradas de hacerlo todo.

El deprimido quizá sea alguien que necesita estar sobre endeudado porque, hasta cierto punto, la presión impuesta por los acreedores le da una cierta paz, aunque al costo de tener que pagar mucho dinero por concepto de intereses, multas, recargos.

El jefe ideal de un deprimido es Dios. Este es un personaje en cuya existencia muchos pueden creer, y que está a la altura de la arrogancia de los deprimidos. Dios es una autoridad que todo lo posee en forma infinita: bondad, poder, conocimiento.

En suma: quizá la dificultad de un deprimido esté provocada porque no logra someterse, ni a las leyes naturales, (que hasta cierto punto desprecia porque las considera aptas solamente para los animales), ni a las leyes sociales, (que obedece bajo protesta, porque su hidalguía le impide ser delincuente), ni a las órdenes de sus ocasionales jefes o clientes, (porque valen demasiado poco como seres humanos como para merecer darle órdenes).

Las drogas que mejoran la depresión probablemente dulcifican su rebeldía, moderan su jactancia, lo domestican químicamente.

(Este es el Artículo Nº 2.215)

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