Toda acción de un ser vivo, es un fenómeno natural que transforma algo del universo.
Los deterministas creemos que yo estoy escribiendo este artículo porque no puedo dejar de hacerlo y que usted está leyendo porque no lo puede evitar.
Existo con este cuerpo por la combinación aleatoria de ciertos genes cuando mis padres me concibieron, luego me educaron lo mejor que pudieron, estudié lo que casualmente más me gustaba, aprendí todo lo que mi inteligencia pudo entender y recordar, … más una enormidad de factores casuales (accidentales, azarosos), que me llevaron a escribir este artículo ahora.
Quienes suponen poseer el don de elegir lo que prefieren, me dicen con gran sentido común: «Si todo está determinado aleatoriamente, si no tenemos la facultad de influir en nuestras vidas, ¿entonces para que se esfuerza tanto en mostrar lo que usted considera verdadero si, de todos modos, nadie podrá hacerle caso, ni ser persuadido, ni modificar la conducta que ya está determinada?»
Mi primer respuesta es: Escribo porque no puedo evitarlo, así como la luna no puede cambiar su recorrido, los vientos soplarán inevitablemente, una semilla generará un frondoso árbol cuando coincidan ciertas condiciones o un meteorito caerá en algún lugar del Océano Pacífico.
En mayor o menor medida, todos los estímulos nos influyen y nos modifican: Alguien nos habla, sentimos frío, ingerimos un medicamento.
Esos cambios (la mayoría, imperceptibles), se producen porque todos los organismos vivos están (estamos) en un constante proceso de adaptación.
Por lo tanto, mi segunda respuesta es: Lo que hablamos, escribimos, aconsejamos, escuchamos, leemos, nos influye, aunque no podamos percibirlo.
Por eso, algo o alguien es alterado, estimulado, transformado por nuestras acciones porque estas también son fenómenos naturales.
En suma: los seres vivos no hacemos nada sino que formamos parte de un movimiento universal.
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12 comentarios:
Sus blogs me transforman, Doc. y le estoy muy agradecida.
Estamos regalados. Tampoco podemos elegir aquello que nos influirá. Hay que tomar conciencia de que estamos más atravesados que una brochette.
Me gusta su primer respuesta para transformala en un poema; alcanza con cambiar alguna palabrita y agregar alguna otra como para darle más dramatismo. Vea:
Te amo
porque no puedo evitarlo,
así como la luna no puede
cambiar su recorrido,
los vientos soplarán inevitables,
una semilla generará
un frondoso árbol,
un meteorito caerá el algún lugar
del Océano Pacífico
y un tsunami barrerá
con todas mis penas.
Penélope me ha contagiado su inspiración. Esto también está bueno:
Alguien nos habla,
sentimos frío,
ingerimos un medicamento...
oh! qué pena nos embarga
seguimos con frío!
Mi madre me altera por fenómenos antinaturales.
Yo ya estóy más que adaptado, pero mi mujer sigue tras las pistas de la lengua charrúa.
Usted me ha asustado. Leo su artículo porque no lo puedo evitar? Quiere decir ud que me he enviciado?! Ahora que lo pienso es posible. Durante su licencia me puse a leer el archivo del blog. Sospecho que fue para evitar el síndrome de abstinencia.
Bien dicen que el cambio es lo único permanente.
Creo en el determinismo pero no en el destino, porque pienso, al igual que tú, que todos aquellos factores que determinan nuestra conducta, provienen del azar.
Me pregunto cuáles serán las diferencias entre cambiar aleatoriamente algo del universo y seguir un proyecto que proponga una serie de cambios consecutivos, dotados de una lógica interna.
No porque elegir esto o aquello sea una cuestión de azar, vamos a decir que no elegimos. Elegimos sin libertad, pero elegimos.
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