Aunque Barak Obama sea una gran persona, mejora su popularidad gobernar después de alguien que llegó al final del mandato con una imagen pública en escombros (George Bush).
Esto sucede con la presidencia del país más poderoso del planeta, pero también sucede en nuestro lugar de trabajo, en nuestro centro de estudios y en cualquier lugar donde existan otras personas.
Aunque pregonemos que «las comparaciones son odiosas», son INEVITABLES.
Desde principios del siglo XX, gracias a los aportes de Albert Einstein, pudimos pensar que todo es relativo (excepto la velocidad de la luz, según parece y no sé bien todavía por qué). Algo es oscuro porque se lo compara con algo claro, algo es veloz porque se lo compara con algo lento, alguien es simpático porque se lo compara con alguien antipático.
Nuestra ubicación social entonces no depende de nosotros solamente sino que depende también de quienes nos rodean. El prestigio de Obama no depende sólo de él sino que también está beneficiado por el desprestigio de Bush.
Por lo tanto, cada vez que somos evaluados (inclusive por nosotros mismos), estarán participando otras personas que, sin estar vinculadas directamente con nosotros, estarán marcando un punto de referencia que influirá en cómo seremos calificados.
Otros ejemplos no estarían de más: la fuerza arrolladora (artística y empresarial) de Madonna hace muy difícil el ascenso de otras cantantes. Si ella no estuviera, habría más cantantes conocidas; cada vez que se concede un nuevo Premio Nobel, todos los no-ganadores parecen menos valiosos. Resumiendo: «En el país de los ciegos, el tuerto es rey».
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20 comentarios:
Todos nos creemos con capacidad para calificar aunque no sepamos nada, ahí está el conflicto.
Mi hermana es preciosa. No sabemos a quien hereda. Estoy pálida de vivir a su sombra... pero igual, algo consigo y no me va tan mal. jiji
Siempre fui un muy mal estudiante y cuando cursaba 5º, en un cumpleaños que me invitaron, quedé sentado al lado de un hombre grande. Me preguntó el nombre y después me dijo: Ah, vos sos el que logra que mi sobrino parezca inteligente?
Me casé con un divorciado gracias a que su otra mujer era un desastre pero por lo que me cuenta era más habilidosa que yo.
Para conseguir lo que necesitamos, siempre hay que tener una mirada con ángulo de 360º. Estoy de acuerdo con ud.
A mi Obama me encanta, son debilidades, vió.
Me parece que la gran popularidad de Obama se debe más a un tema racial que a la comparación con Busch
Tiene razón, para elegir bien hay que conocer, no se debería elegir por comparación.
Esta vez me desconcertó con el título del artículo ¿qué quizo decir con que las comparaciones son amorosas?
¡La velocidad de la luz no es relativa! ¡Qué felicidad, al fin algo firme, irrevocable, absoluto! Este dato tendría que servirme para algo.
Interesante. Nunca había pensado en cuáles son mis patrones de referencia cuando me autoevalúo.
Las comparaciones no vienen al caso cuando hablamos de cosas completamente distintas, como un chimpancé y el Partenón.
Einstein, así como la ciencia toda, para qué le voy a resumir, confunden al hombre y lo apartan del recto camino del bien. La jugosa fruta del saber está sólo predestinada a unos pocos elegidos.
Las mujeres no deberíamos buscar la igualdad comparándonos con los hombres. Si queremos igualdad de oportunidades, lo primero a tener bien claro son nuestras diferencias.
No sé si puede evaluar a alguien desprendiéndolo de la situación que lo rodea.
Con los helados no puedo hacer comparaciones, son todos exquicitos. Con los hombres soy algo más ruda.
Obama tiene su propio perfil, quiere tender puentes en la diversidad. Posiblemente pueda demostrarle al mundo que el pueblo EEUU es gente de bien.
Los escombros de la imágen pública de Bush se venden para tapar alcantarillas.
El prestigio de Obama viene por comparación sí, pero es algo que le viene en la sangre al negro. Se comenta que en la Universidad lo apodaban el burro. Muy poco original pero reditúa.
Obama es más oscuro que Bush pero promete un futuro más claro.
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