jueves, 22 de enero de 2009

¿Te amo igual que a mi o eres yo?

Una mayoría abrumadora de personas sólo se aman a sí mismos pero tienen su narcisismo disimulado detrás del amor al prójimo.

Sienten amor por su cónyuge, por sus hijos, sus parientes, sus amigos, sus conocidos, sus pertenencias, su país, etc.

Esta mayoría de personas (remarco que no dije «todas»), sólo siente amor por aquello que sienten como formando parte de sí.

Por todo lo que no sean su cónyuge, sus hijos, etc., sienten indiferencia, lo ignoran.

Esta particularidad se llama narcisismo porque en la mitología griega existe un personaje que se ahogó en un lago cuando quiso apoderarse de su propia imagen reflejada.

Suele pensarse que no son narcisistas aquellos que son capaces de amar a alguien que no sean ellos mismos, pero no podemos desconocer que cuando alguien supone que, por ejemplo un amigo es suyo, que le pertenece como si fuera su brazo o su corazón, entonces el amor que siente por este amigo existe porque lo imagina como formando parte de su propio cuerpo.

Este comentario sirve para entender por qué tanta gente tiene dificultades para vincularse y va de fracaso en fracaso, de desilusión en desilusión, reiteradamente se siente frustrada porque «la gente es desagradecida», «la sociedad ya no es la que era», «hay mucho desamor», etc.

Estas personas que se quejan del desamor ajeno quizá no se den cuenta que nunca dejaron de amarse sólo a sí mismas.

Por otra parte, esto no está ni bien ni mal. Es simplemente una característica más (el narcisismo indirecto) y su consecuencia («¡siento que no me quieren!»).

●●●

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo hablo y pienso así y no me doy cuenta dónde está el problema. Claro que los quiero porque son míos. Y????

Anónimo dijo...

Me confunde este artículo.
Me parece que esta vez no logró ser tan claro como otras veces.
Se lo dejo como sugerencia porque capaz que esto no me pasa a mi sola.

Anónimo dijo...

Me tranquiliza que al final termina asegurando que esto no es un defecto sino una particularidad porque no concibo otra forma de amar que no incluya la posesión de la persona amada.

Anónimo dijo...

Interesantísimo. Con este artículo suyo voy a estar pensando como dos meses. Me conozco.
Gracias y ventura para todos.

Anónimo dijo...

Por no decirle que estoy totalmente en desacuerdo con ud, reconozco que la imagen que eligió para representar la fusión entre dos personas, es afortunada.

Nada es perfecto. Ni lo que está mal.

Mis respetos.

Anónimo dijo...

Estamos adoctrinados de tal manera que todo es nuestro: lo que compramos, nuestro país, a quienes amamos; los acontecimientos a veces nos recuerdan que esto no es así. Pero todavía hay quienes firman Julita Paz DE Gomensoro (es un ejemplo).

Anónimo dijo...

Si la consecuencia de ese narcisismo indirecto del que ud. habla es que uno sienta que no lo quieren ¡entonces se trata de algo malo!

Anónimo dijo...

Si quiero algo es porque ya lo hice mío. No puedo amar a mi terruño si no lo siento mío, no puedo amar al prójimo si no lo siento mi prójimo, mi próximo. Ambas cosas no se pueden separar. Se ama algo que hemos incorporado. ¿Cómo puedo amar la cocina francesa si no la conozco? ¿Cómo puedo amar a mi futura vecina si todavía no se mudó?

Anónimo dijo...

Mi novio cree que hay sólo una manera correcta de pensar: la suya. Cuando discrepamos, él se aleja de mí. Creo que no puede amar a nadie que sea distinto.

Anónimo dijo...

Por eso es que existe el racismo, la xenofobia, la intolerancia religiosa, etc.

Anónimo dijo...

Las madres habitualmente abrigamos a nuestros bebés cuando nosotras tenemos frío. Después le tocamos las manitos para comprobar si sigue teniendo frío, pero si las tiene calientes nos decimos "qué bien, lo he abrigado", difícil que se nos de por pensar que tenga calor.

Anónimo dijo...

Creo que ignoro -y por lo tanto no soy capaz de querer- lo que me es ajeno, aquello que no despierta mi atención. Hay un montón de cosas que amo porque me importan, pero lejos están de ser mías.

Anónimo dijo...

Es importante su planteo para tener en cuenta que los otros nos van a querer a su manera. No es posible forzar que nos quieran como nos gustaría. Lo que sí podemos hacer es elegir a quienes, por su manera de ser, nos hagan sentir queridos.

Anónimo dijo...

Algunos de mis amigos se me parecen bastante y otros casi nada, pero todos me caen bien por algún motivo. Ese motivo tiene que ver conmigo mismo. No puede ser de otro modo, porque yo los elijo.

Anónimo dijo...

Esto que ud plantea se revela en todo su explendor cuando se reciben regalos. Cada cual regala lo que le parece lindo y es muy difícil que alguien emboque con lo que le parece lindo a uno.

Anónimo dijo...

Ese Narciso era puto.

Anónimo dijo...

El anónimo que insulta es un buen ejemplo de la incapacidad que tenemos para amar al que es distinto, simplemente porque no lo sentimos incorporado a lo que definimos como nuestro.

Anónimo dijo...

Estoy convencida de que la gente es desagradecida porque no tiene nada para agradecerme.

Anónimo dijo...

Me gustaría tener una hermana gemela para hacerle el amor.

Anónimo dijo...

Ta todo bien, pero hay gente que no puede amar mismo.

Anónimo dijo...

A mí me pasa al revés. Amo todo lo que no es mío.