Es ya un dato conocido por todos que los seres humanos tenemos ambos sexos pero que casi todos funcionamos expresando el que se adecua a nuestro cuerpo y dejamos el otro en suspenso, olvidado, reprimido, como si no existiera.
De hecho, todos somos bisexuales por naturaleza pero a veces chocamos contra el «deber ser» que nos impone la cultura, la civilización, la moral.
El problema surge cuando el sexo que dejamos en suspenso se manifiesta de alguna manera preocupante. Es como un fantasma que nos asusta.
Nuestra vida transcurre serenamente mientras que nuestros deseos sexuales están en armonía con nuestro sexo anatómico y por tanto con el «deber ser» de nuestra sociedad.
Cuando un hombre o una mujer tienen fuertes tentaciones homosexuales pero no se anima a reconocerlo, no puede admitirlo, no es capaz de aceptarlo en lo más profundo de su psiquis, ahí tenemos problemas.
Lo que sucede muy a menudo es la promiscuidad sexual: La persona, para engañarse mejor, para ignorar más eficientemente sus deseos homosexuales, ingresa en una práctica abusiva de la sexualidad heterosexual. El hombre se vuelve un incansable seductor y la mujer no para de intimar con diferentes varones.
Esto suele descubrirse después que la persona cambia estos hábitos a partir de que pudo aceptar su naturaleza bisexual como algo normal, a partir de que deja de preocuparse tanto y a partir de que entiende que no hace falta tomarse el trabajo de compensar la homosexualidad latente reforzando exageradamente la práctica heterosexual.
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22 comentarios:
Es cierto lo que dice acá el lic, pero quisiera comunicar una ampliación, es posible (lo sé por exp propia), que una vez descubierta la bisexualidad, se ingrese en una promiscuidad duplicada.
Sólo quería dejar constancia.
Buenas tardes.
Algún día llegará un mesías y nos hará salir a todos del placard. Está en la Biblia. Mi sacerdote preferido me lo mostró.
No sé cómo llegué a este Blog pero es como caido del cielo porque me está pasando justo esto. Estoy por perder a mi familia por las polleras y repetir la historia de mi padre que la perdió por la bebida.
Tengo una estirpe de perdedores de familia. Espero que no sea genético.
Mirá licenciado, decí lo que quieras pero que me quiten lo bailado. La paso expectacular. ¡Qué me importa que yo sea puto si me la paso cogiendo minas de L a D!
Tomatelá!
Una cosa es ser promiscuo y otra muy distinta es ser amistoso. Esa palabrita se las trae. Viene con censura incluida de fábrica.
Tengo un método infalible: hay que pensar sólo cuando algo anda mal. Si nada anda mal, NO HAY QUE PENSAR!!
Parece que todo lo lindo cae del cielo.
De acuerdo con Lucas, dejemos que el problema estalle y ya nos ocuparemos de él. Uno se ocupa de los conflictos cuando ya no tiene más remedio. El presente viene surtido, dejémosle algo al futuro.
No sólo la homosexualidad reprimida estimula el ejercicio sexual, a veces pasa simplemente que has encontrado un compañero de maravillas!
Por suerte mi fantasma homosexual es bastante hospitalario.
En el mundo que nos ha tocado vivir, hombres y mujeres intercambiamos roles...no sé por qué en lo sexual es tan complicado.
Cada vez caigo más en la cuenta de lo mal hecho que está el bicho humano, el psiquismo es bisexual y el cuerpo es hetero. Para complicarla más, la sociedad es de control.
El sexo que dejé en suspenso con Paty, se manifestó de manera preocupante en el trabajo. Yo sólo quería ser prolijo, pero ya veo que con las compañeras de trabajo no se puede hacer diferencias.
Dos platos de sopa, por favor! Uno celeste y otro rosado.
Cuando catalogamos de "práctica abusiva" ¿de qué cifras estamos hablando?
gracias
saludos a tod@s
Mi homosexualidad está tan latente que ya estoy con taquicardia!
Crecí en un cuerpo bisexual. No fue fácil, mi familia no estaba preparada. Tuve que luchar desde la infancia. Hoy es mi principal logro aceptarme tal cual soy.
Si es cierto que poseo ambos sexos ya no podrán decirme que no sé nada de hombres.
La profundidad de mi psiquis está llena de intolerancia.
La promiscuidad duplicada de la que habla Richard, es simplemente el relajo.
Lolita tiene razón, los sacerdotes más preparados demuestran su amor incondicional al prójimo sin tapujos de ninguna especie.
Me resulta difícil armonizar mi sexo anatómico por sus dimensiones y envergadura.
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