sábado, 7 de febrero de 2009

«Comparadas conmigo, sois feas»

Es coherente decir que Miss Universo es la mujer más bella porque las otras son más feas... pero ¡qué antipática es esta forma de decirlo!

Mucho peor sería si esa “mujer más bella”, a partir de que la condecoran, rápidamente comenzara a mirar a las otras que la vienen a saludarla con un gesto de soberbia, arrogancia y hasta de asco.

¿Pueden imaginárselo? ¿Qué vergüenza verdad? Suspenderían el certamen por tiempo indeterminado.

Pero reconozcamos que detrás de todo este imaginario horror mediático se esconde una verdad. Aunque «las comparaciones son odiosas», las hacemos todo el tiempo, y más aún, ¡necesitamos hacerlas!

Cada vez que nos postulamos para ocupar una vacante, necesitamos pensar que todos los demás serán peores que nosotros. Si pensáramos que los demás son mejores que nosotros, ni compraríamos el periódico para ver quién ofrece trabajo.

La lucha interior entre el principio ético «debo ser modesto» y el principio de la realidad «me contratarán sólo si los demás son peores que yo», es muy desgastante y si la lucha de ambos principios es muy intensa, puede paralizarnos y dejarnos tirados en una cama tomando un antidepresivo cada 6 horas.

El discurso interior debería ser: «Quiero ser mejor que los demás aunque tenga que disimularlo».

●●●

viernes, 6 de febrero de 2009

¿Analizar es descuartizar?

Es casi universal la creencia de que las personas estamos compuestos por la suma de un cuerpo material y un espíritu inmaterial.

Ahora precisemos algunos términos:

La psiquis es el alma y el alma es considerada popularmente como la sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos.

Por otra parte pensemos: ¿Qué es analizar? Es la separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos.

Con estas ideas en nuestro pensamiento es muy probable que gran cantidad de personas intuyan, supongan, sientan, que la psiquis, el alma o el espíritu es algo que no se puede descomponer en sus partes, porque es algo inmaterial, completo, perfecto: de una pieza. Por lo tanto el psico-análisis, o no se puede realizar o es contraproducente.

Es frecuente que el horror que todos sentimos hacia la muerte, incluya alguna visión de cómo se descompone nuestro cuerpo por la acción de pequeños gusanitos que van transformando ese cuerpo tan cuidado y querido, en algo que va desapareciendo de a poco, de aspecto muy desagradable y pésimo olor.

Resumo: La psiquis, alma o espíritu es nuestra parte inmaterial y (probablemente) inmortal. Si el psicoanálisis intenta someterlos a una «separación de sus partes», es decir, si intenta «descomponerlos» (como le ocurrirá a nuestro cuerpo al morir), corremos el riesgo de quitarle esa (probable) inmortalidad.

●●●

jueves, 5 de febrero de 2009

La cenicienta y los psicofármacos

La ciencia avanza frenada por nuestro temor a la muerte.

Si observamos las diferentes especialidades de la medicina, observaremos que la reina es la cardiología y la cenicienta es la psiquiatría.

Las instituciones policiales que determinan que puede pensarse y qué no puede pensarse son las religiones. Pero no pensemos que éstas son caprichosas y tiránicas. Por el contrario, ellas responden fielmente al sentir de los creyentes, que somos nosotros mismos.

Los chinos descubrieron las manchas solares varios siglos antes que los occidentales simplemente porque no incluían en sus religiones el concepto de «inmutabilidad de los cielos».

El pecado de Nicolás Copérnico fue lo que nos permitió enterarnos de que giramos alrededor del sol y no éste alrededor nuestro. A partir de esa transgresión, la ciencia pudo pensar muchas cosas que antes estaban prohibidas.

Nosotros necesitamos creer en la inmortalidad porque no aceptamos la muerte definitiva, las religiones toman este imperativo que le imponemos y prohíben suponer que la psiquis es orgánica, las neurociencias avanzan con ese palo puesto en la rueda y por eso la psiquiatría es la cenicienta de la medicina.

●●●

miércoles, 4 de febrero de 2009

Las sutilezas de la ecología

Ya somos 6.000 millones de habitantes en el planeta y no sabemos aún cuál es su capacidad real.

Alguna vez mencioné en otro blog (ir) que en 1798 el economista inglés Thomas R. Malthus vaticinó en su libro Ensayo sobre el principio de la población que los recursos alimenticios crecen más despacio que la población, por lo que, según él, vamos directo a la pobreza extrema.

También he mencionado que las familias de las clases medias y altas son cada vez menos numerosas.

En inglés existe un vocablo que se utiliza también en castellano y que viene a cuento de lo que estoy comentando.

Esa palabra es petting y se aplica a cualquier práctica sexual que excluya el coito. Me refiero a conversación erótica, caricias, sexo oral, pero sin penetración.

Deriva de la palabra pet que significa tanto mascota como acariciar a la mascota.

Ustedes habrán visto lo mismo que yo: Desde hace unos cuantos años las mascotas son algo infaltable en la mayoría de las familias y esto puede estar explicado por la afinidad lingüística que existe entre las mascotas (pet) y el sexo no reproductivo (petting).

En otras palabras, tener una mascota podría ser una forma de proteger al planeta de una explosión demográfica que cumpla la profecía de Malthus.

●●●

martes, 3 de febrero de 2009

El amor platónico y la plata

Si existe algo llamado espíritu o alma no está comprobado. Lo que sí está confirmado es que muchas personas mentalmente sanas están seguras de su existencia a pesar de esta falta de pruebas.

Sólo se me ocurre la hipótesis de que esta contradicción está provocada porque TODOS tememos la muerte «definitiva».

Al sostener que poseemos un parte nuestra inmortal, aliviamos considerablemente la angustia existencial porque sólo tenemos que apoyar sobre ese aspecto todos nuestros tesoros más preciados, para que queden a salvo.

La intención de apoyar sobre nuestros imaginarios aspectos inmortales todo lo que sea más valioso, nos lleva a suponer que el vínculo con nuestros seres queridos es espiritual y, simultáneamente, tratamos de ignorar nuestro instinto gregario, nuestra necesidad de contar con la ayuda de nuestros semejantes para poder vivir, porque solos no podemos.

Una de las consecuencia de esta fantasía es la de suponer que los vínculos más prácticos, convenientes, necesario, imprescindibles son en realidad románticos, desinteresados, espirituales, platónicos.

Usted podrá decirme: «Y qué problema existe en que yo crea que el amor es desinteresado cuando en realidad es interesado». La conveniencia de ser realista siempre existe, pero en este caso tiene la ventaja de que esos vínculos de amor poseerán el invalorable aporte de la sinceridad, de la honestidad. No serán afectos apoyados en un dato falso (que son espirituales y desinteresados).

●●●

lunes, 2 de febrero de 2009

Deseo no desear

Hoy estoy publicando otro artículo titulado Conozca a su oponente, donde hago un breve comentario sobre lo que en psiquiatría se llama «trastorno narcisista de la personalidad».

Es casi una norma que las patologías psiquiátricas no sean otra cosa que una característica normal algo exagerada.

Por ejemplo, en este caso, el ser humano en general tiene la autoestima dañada y reacciona comportándose con arrogancia. Si usted entrevista por sorpresa a cualquier persona normal y le pregunta: ¿El ser humano es superior a cualquier animal?, 999 de cada 1.000 le responderán afirmativamente.

No hay duda que los seres humanos somos diferentes al resto de los animales, pero es igualmente cierto que los perros también son diferentes al resto de los animales.

Y como en los artículos pasados he venido comentando diversos asuntos sobre el deseo y la necesidad, digo ahora que el deseo es algo que tenemos solamente los humanos y que puede dañarnos la autoestima porque nos pone muy inseguros al no saber qué queremos realmente.

El fenómeno del deseo podrá darnos un poco de orgullo porque junto con la capacidad de hablar son dos rasgos que nos diferencian del resto de los animales, pero convengamos en que nos llena de confusión y angustia.

●●●

domingo, 1 de febrero de 2009

Sueños minuciosos

Por lo que he visto en la tele mi vida ha sido bastante normal aunque la gente que me rodea parece tenerme lástima.

El hecho es que mi madre me tuvo soltera (hay miles de novelas donde pasa eso), pero cuando yo tenía 6 año me enfermé de poliomielitis. Esta es una enfermedad que produce parálisis —en mi caso de las piernas— y también hay muchas historias de paralíticos en sillas de ruedas.

Se ve que ella no me pudo mantener y cuando yo tendría unos 9 años me recibieron en la casa de los padres de ella. Al poco tiempo dejé de verla y me contaron que se había ido a probar suerte en otro país.

Veía muchas películas en la que los chicos de mi edad iban a la escuela y hacían deberes pero a mi nunca me molestaron con esas cosas.

Lo que realmente me molestaba —debo reconocerlo— era que mi abuelo (bastante más joven que mi abuela), soñaba todas las noches y como parece normal, se acordaba de algunas partes y de otras no.

Pues cuando empezaba a contar esas narraciones sin pie ni cabeza que son los sueños, mi abuela, como para demostrarle que se interesaba por esos disparates, le preguntaba y le preguntaba miles de detalles y eso duraba hasta cerca de la una de la tarde que era cuando almorzábamos y todos dormíamos la siesta.

Felizmente, mi abuelo no soñaba en la siesta.

Un día murió mi abuela y se terminó el suplicio matutino.

Habrían pasado quizá 15 días cuando siento que mi abuelo grita y habla solo en una habitación donde ella tenía un santuario lleno de imágenes, estatuas, lirios, candelabros y olores increíbles (por la tele es lo único que no se consigue).

Ese ruido no me molestó porque justo yo estaba mirando una escena de combate donde no hablaba nadie y en eso sale mi abuelo de la habitación abrazando una bolsa enorme llena de euros arrugados.

Cuando logró calmarse me contó la increíble historia de que la abuela había descubierto que en sus sueños estaban los números de la lotería diaria y que ganaba millones con eso.

●●●