Como nuestra sexualidad
autoerótica (masturbación) comienza muy temprano y la consideramos pecaminosa,
inventamos la fantasía de que «papá me violó».
Todos fuimos violados sexualmente por nuestro
padre, pero solo unos pocos fueron realmente violados, todos los demás fuimos
imaginariamente violados.
Por lo tanto, en términos de realidad
psíquica, no existen las personas vírgenes pues existió un padre que tuvo el
derecho de pernada.
Veamos qué nos dice el D.R.A.E., sobre el
concepto derecho de pernada:
1. m. Rito feudal en el que el señor, tocando con la
pierna el lecho nupcial, simbolizaba la servidumbre de la descendencia del
nuevo matrimonio.
2. m. En algunos territorios,
derecho que se atribuyó al señor feudal, para yacer (fornicar)
con la esposa del siervo en su noche de bodas.
Ahora
expreso con mis palabras qué significa el «derecho de pernada»: El personaje
con mayor autoridad de un colectivo tiene la potestad de desflorar (fornicar
por primera vez) a las mujeres vírgenes, antes de ser penetradas por el esposo.
Esta
institución, antigua y (supuestamente) sin vigencia, nos señala qué hay en
nuestras mentes: varones y niñas imaginamos que alguien con mucho poder nos
viola prematuramente. Ese alguien es nuestro padre en casi todos los casos.
Cuando digo
que llegamos a la adolescencia con la creencia de haber sido abusados por
nuestro padre, estamos poniendo en juego estos contenidos mentales que alguna
vez fueron práctica habitual en algunas culturas (derecho de pernada).
Además del
rito feudal, ¿existe algún otro motivo por el cual universalmente tenemos esta
creencia?
Esa
costumbre que tenemos de culpabilizar a otros de nuestros pecados está en el
núcleo de una posible explicación.
Como
nuestra sexualidad autoerótica (masturbación) comienza muy temprano y la
consideramos pecaminosa, inventamos la fantasía de que «papá me violó».
(Este es el Artículo Nº 1.771)
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10 comentarios:
POr suerte en nuestra cultura ya no se considera pecaminosa la masturbación, sino recomendable.
(Piedad,soy un hombre solo)
Es muy frecuente la fantasía de que papá me violó. Menos mal que en la mayoría de los casos no es más que una fantasía. Pero no en todos, obviamente.
Se dice que perder la virginidad es perder la inocencia. Extraño. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
Sí es extraño, porque en cuanto a la sexualidad, nunca fuimos inocentes. Formó parte de toda nuestra vida.
Aunque ahora no es considerada pecaminosa la masturbación, si vemos a un niño pequeño masturbándose enfretne de las tías y de la abuela, trataremos de distraerlo o decierle con gravedad que tocarse las partes íntimas es algo íntimo.
Es lógico adjudicarle al padre el derecho de pernada. Es una forma de reafirmarle su lugar de poder. Lugar que el niño necesita.
¿Se acuerda cuando fuimos a esa pequeña conferencia sobre el incesto? Habían psicólogas y psicólogos bastante higt. Yo pregunté por el derecho de pernada y la mujer que daba la conferencia se quedó descolocada, como si nada tuviera que ver el incesto con esta práctica. Raro. Pero pasamos lindo ¿no?. ¡Que se repita!
El derecho de pernada remarca la autoridad de quien tiene mayor poder de decisión sobre la suerte de un colectivo. Ejercer ese poder sobre las mujeres, equivale en cierto modo, a manifestar simbólicamente el poder de decisión sobre la vida de todos los súbditos.
En algún pueblo perdido en el departamento de Rocha, parece que había una banda heavy de patoteros narcos que reafirmaban su poder ejerciendo el derecho de pernada en plenos s. XXI.
Con nuestra mentalidad actual es imposible concebir que la noche de bodas la novia pase con otro hombre que no sea el esposo. ¡Qué peso enorme tiene la cultura sobre nuestros valores y convicciones!.
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