viernes, 14 de diciembre de 2012

Los abandonos inevitables



   
No podemos elegir entre tomar y no tomar precauciones porque estamos determinados por nuestra condición humana. Creemos ilusoriamente ser libres.

La creencia en el libre albedrío (1) fue conveniente para nuestra especie desde tiempos inmemoriales, pero creo que ahora están dejando de existir las razones que justificaban esa creencia.

Esto me permite asegurar sin temor a equivocarme que en uno o dos milenios más nadie creerá en él, todos estarán convencidos de que estamos cien por ciento determinados por factores naturales ajenos a nuestro control y que, por lo tanto, no existe ni la culpa ni la responsabilidad.

Mientras nos tomamos un tiempo para admitir esta total subordinación a las causas que nos determinan, pensemos que algunas situaciones son un error que derivan de otro error. Me explicaré mejor (si puedo, claro!).

El instinto de conservación que nos gobierna actúa para que nadie quiera morir. Ese instinto nos obliga a luchar contra la muerte, evitar los peligros, reaccionar vivamente cuando sentimos algún malestar preocupante.

Para reafirmar lo dicho en el párrafo anterior digo que los suicidas tampoco quieren morir, solo que están afectados de una enfermedad terminal, que rechazan tanto como a cualquier otra enfermedad terminal, pero que los creyentes en el libre albedrío interpretan como que la auto-eliminación fue un acto voluntario: no lo fue, el suicida no quería morir pero lamentablemente falleció en condiciones especiales.

Algo que tampoco deseamos, porque cuando nos ocurre «nos sentimos morir», es ser abandonados por la o las personas que más queremos porque son las que más necesitamos (padres, cónyuge, amigos).

Las precauciones que tomamos para no morir son tan ilusas e ineficaces como las que tomamos para que no nos abandonen los seres queridos.

Tomamos cualquier precaución porque somos así, no lo podemos impedir, estamos determinados por nuestra condición humana. No podríamos evitarlo.

 
(Este es el Artículo Nº 1.777)

13 comentarios:

Carolina dijo...

JAJAJAJAAJ!!!!!!!!!!
Genial la dramatización.
Gente, no se preocupen, el Licenciado no habla de una situación real, pero lo que él cuenta le debe de pasar a muchos.
Buena Doc!

Darío dijo...

Me gusta mucho el dibujo que ilustra el artículo. Lamento hacer estos comentarios descolgados del asunto central, pero no puedo evitarlo, estoy determinado por mi gusto hacia el dibujo y la pintura.

Gabriela dijo...

Las precauciones que tomamos para no morir son las que tomamos para morir lo más tarde posible (siempre que llevemos una vida satisfactoria). Pero igual son bastante inútiles. He visto morir jóvenes a un montón de personas que siempre cuidaron mucho su salud, y muy longevas a otras que no lo hicieron. Igual es razonable cuidar la salud.

Luis dijo...

Podemos hacer cosas para que no nos abandonen los seres queridos; cosas como quererlos. De todos modos no alcanza. Los abandonos muchas veces son inexplicables y totalmente inesperados. La falta de diálogo con el otro y sobre todo con uno mismo, hace que sean inesperados.

Olegario dijo...

Estoy de acuerdo en que no tiene lógica la culpa, aunque está bueno sentirla. De lo contrario seríamos psicópatas desbocados.

Ele dijo...

Si hago a otro algo que lo perjudica tengo que hacerme responsable. No importa que haya hecho eso porque en ese momento no podía hacer otra cosa. La cuestión es aceptar la responsabilidad de lo que se hizo. Darse cuenta de que hicimos sufrir a otro. Si eso no nos importa, ¿cómo podríamos convivir en sociedad?.

Jacinto dijo...

¨Algunas situaciones son un error que deriva de otro error¨. Interesante. Las cadenas de errores son terribles. La única forma de pararlas es darse cuenta de alguno de los errores y si es posible rectificar.

Lautaro dijo...

Puede que los suicidas que concretan el suicidio estén afectados de alguna enfermedad terminal. Le podríamos llamar falta de resiliencia, o de adaptación, o incapacidad para disfrutar o vincularse de manera positiva y gratificante con los otros. Vaya uno a saber!

Filisbino dijo...

Quien ha intentado suicidarse, si tiene suerte pedirá ayuda, y si tiene suerte esa ayuda le servirá.

Armando dijo...

Podemos tomar precauciones cuando tuvimos la suerte de darnos cuenta qué prevenir y cómo hacerlo. Igual aceptemos que la mayoría de las cosas no se pueden prevenir.

Daniel dijo...

No es libre albedrío lo que tenemos. Es libertad de elegir cuando estamos en condiciones de hacerlo, sea por causas interiores o exteriores. Además cuando elegimos estamos determinados. Por ej., si siempre añoré tener una moto, terminaré eligiendo comprarla, aunque de pronto no sea lo que más me convenga. En ese caso actúe libremente, pero determinado por mis deseos.

Brenda dijo...

Intenté ser la mejor madre, pero mis hijos están todos en el exterior.

Luján dijo...

Otra cosa que puede llevar a la persona desesperada o apasionada a quitarse la vida, puede ser la firme creencia en una vida mejor después de la muerte, en donde además podrá reencontrarse con sus seres queridos.