sábado, 23 de enero de 2010

El despotismo amoroso

En el artículo publicado ayer con el título El deseo del cachorro les comentaba una idea que no parece muy importante hasta que comenzamos a descubrir cuánto influye en nuestra calidad de vida.

En esa publicación les decía que el niño quiere convertirse en el único objeto deseado por su mamá (o quien él entienda que es la persona imprescindible para sobrevivir).

Dicho de otra forma: porque somos tan vulnerables, nuestro primer deseo es ser deseados, queridos, amados, necesitados.

Y acá aparece una consecuencia digna de ser comentada.

Si aspiramos a ser necesitados (es decir, que esa persona tan importante en nuestras vidas nos necesite), estamos deseando que tenga carencias, problemas, inconvenientes que nosotros podamos cubrir, satisfacer, atender, resolver.

En general nuestra relación con los seres queridos parece honesta, generosa, confiable, positiva, pero si lo que estamos deseando, esperando, buscando, procurando, es que nos necesite, es muy probable que en realidad seamos parte de sus problemas y no de sus soluciones.

Claro que popularmente creemos que los seres queridos carecen de contraindicaciones, de efectos indeseables, de actitudes peligrosas.

Más aún: mientras usted lee esto sería lógico que simultáneamente estuviera rechazando mis ideas pensando con cierto enojo: «Nadie que busque mi amor puede ser mezquino».

Sin embargo es así: el amor incluye el deseo de ser deseado y para que este deseo se cumpla es preciso que el otro quiera algo que sólo puede conseguir con nosotros.

En suma: mi necesidad de tener protección segura me hace desear que los potenciales protectores (mamá, papá, hermanos, cónyuges, hijos) dependan de mí, estén a mis órdenes, sean controlados por mí, necesiten algo que sólo yo poseo.

También es verdad que los vínculos amorosos no contaminados por la ingenuidad o el indealismo, son maravillosos.

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9 comentarios:

María Alegría dijo...

Entonces vivo en estado de vulnerabilidad. Todos los días necesito ser amada, deseada, querida, solicitada... Aunque de ser imprescindible puedo pasar algunos meses viuda.

Pierina dijo...

Adoro a los cachorros!!

Cornelia dijo...

Sé que cuando soy parte de los problemas de mi marido, el busca las soluciones en otra parte.

Ramiro dijo...

Todos necesitamos a una o varias personas que nos hagan el aguante. Cuando necesito a una en especial es porque la elijo.
Me gusta elegir y que me elijan.

Isabel dijo...

Con el tiempo aprendes a los golpes que puedes entregar lo mejor de ti a un ser mezquino que no sepa valorarlo. Hay personas que no se merecen a quien tienen al lado.

Martín dijo...

Tiene razón, siempre me sentí un objeto para mi madre.

Olegario dijo...

Si tuviésemos algo que sólo se puede conseguir de nosotros, seríamos personas imprescindibles, y lamentablemente no lo somos. Lo que nos vuelve únicas (y en ese sentido sí, imprescindibles)es el vínculo que creamos con el otro, un vínculo irrepetible; cuando le damos tiempo a que se genere.

Serena dijo...

La única contraindicación que tienen mis hijos es su edad.

Patricia dijo...

Lo más lindo es poder dar y disfrutar cuando se recibe.