viernes, 21 de diciembre de 2012

Queremos ser únicos como mamá




 
Las personas monógamas anhelan un cónyuge monógamo pues «madre hay una sola» y Dios es monoteísta.

Nada es más importante que mamá. Este personaje de nuestra historia tiene motivos suficientes como para ser la reina de nuestras vidas, aunque eso no significa que debamos llevarnos bien con ella.

Como todos los vínculos fuertes, estos pueden estar alentados (estimulados) por sentimientos de atracción (amor) y de rechazo (odio). En ambas circunstancias, la imagen del otro ocupa un lugar valioso en nuestra psiquis.

Repito: un vínculo puede ser muy fuerte cuando se basa en sentimientos de atracción como cuando se basa en sentimientos de repudio, pues en ambos casos el personaje (amado u odiado) ocupa el lugar más importante de nuestra mente, así como el máximo prócer de cada nación tiene un monumento en el sitio más visible, más visitado, más bello.

Por lo tanto, todos estamos afectivamente vinculados, de una u otra manera, con Jesús de Nazaret, Adolfo Hitler, Mahatma Gandhi, Osama Bin Laden, y cualquier otro que usted encuentre en su memoria.

También es posible afirmar que toda mención, para hablar a favor o para hablar en contra, evoca al personaje, lo trae al presente, lo exhibe. Por ejemplo, si realmente la humanidad quisiera olvidarse de Augusto Pinochet o de Ernesto Guevara, simplemente caerían en el olvido.

La desaparición real solo ocurre con la indiferencia... tanto de las personas muertas como de las vivas.

Vuelvo al tema inicial: mamá es el personaje universalmente más importante en nuestras vidas.

Como «madre hay una sola», todos quienes anhelan ocupar ese lugar en la mente de los demás, también intentan ser únicos, exclusivos.

Las personas polígamas quieren tener varios cónyuges pero ser únicas (como mamá) para cada cónyuge; la medicina quiere monopolizar la atención de la salud y hasta Dios exige el monoteísmo.

(Este es el Artículo Nº 1.784)

10 comentarios:

Gabriela dijo...

Básicamente estoy de acuerdo con su planteo (me refiero sobre todo a lo que dice en el videocomentario). Aunque... y es difícil definir el aunque. Pasa por el sentimiento, no por la razón.

Luis dijo...

Nuestra madre (y nuestro padre) son los reyes de nuestras vidas. Sea porque los repudiemos por largos períodos de nuestra vida o sea porque estén en condiciones, ambas partes, de tener una relación gratificante y profunda.

Alicia dijo...

Amplío el comentario de Luis: yo también pienso que son los reyes de nuestras vidas porque -sin excesivo afán de protagonismo de parte de quienes somos padres- constituyeron nuestros primeros vínculos, esos vínculos quizás fundantes de nuestro psiquismo.

Anónimo dijo...

Es bravo cuando estás divorciada y seguís odiando a tu ex. Eso significa que sigue ocupando un lugar más importante del que una quisiera. A mí me pasó que el hecho de decirle llanamente que lo odiaba, decírselo con serenidad y convicción, me ha sacado un lastre de encima. Ahora me siento más libre, más libre de él. Y se siente bien.

el poeta dijo...

En el sitio más visible,
más visitado por mis sueños.
En el sitio más bello
estás tú amor.

Elena dijo...

Como todos, tengo mi memoria poblada de vínculos. Personas a las que se recuerda con frecuencia y otras a las que se recuerda de vez en cuando. También mi memoria está poblada de lugares donde sucedieron cosas. Cosas a solas conmigo misma y sobre toda cosas con otros. Hay lugares tristes, nostálgicos, brillantes, dulces, fulgurantes. También hay olores evocadores: el olor de la arena, de los panchos, los jazmines, del sudor, de la piel de mi padre, de la medicación cuando sale por los poros, del alcohol cuando pasa lo mismo.
Todo eso forma parte de lo que soy. Y aún no sé que nuevas personas, lugares y olores seguirán poblando mi vida.

Sandra39 dijo...

La humanidad no quiere olvidarse de Hitler o de Pinochet porque han causado demasiado dolor. No quiere la humanidad volver a sentir ese dolor.

Rocío dijo...

Cuando uno se enamora siente especial placer en repetir en voz alta el nombre de quien se ama. Es sí, traerlo al presente y en cierto modo tenerlo a nuestro lado.

Graciana dijo...

A mí me pasa lo mismo que a Rocío, pero en lugar de repetir su nombre repito su sobrenombre. Porque su nombre, pobrecito! es muy feo.

Enrique dijo...

La indiferencia es un sentimiento difícil porque es difícil sentir total indiferencia por alguien. Toda persona a la que medianamente hemos conocido deja una huella. En algo hicimos conexión, aunque esa conexión sea muy sosa. Si la memoria nos permite evocarla no habrá un sentimiento de indiferencia hacia esa persona. Al menos diremos ¨que persona poco interesante¨. Si la memoria no nos permite evocar, de todos modos habrá dejado su pequeña huella en nuestro inconsciente.