domingo, 16 de diciembre de 2012

La historia se repite




 
No sé si es tan cierto que «la historia se repite» o más bien los escritores escriben viejas historias reformándolas apenas.

Mariana fue mi primer amor. En los recreos no jugaba con mis amigos con tal de mirarla. Me parece que alguna vez, confundido, hasta llegué a rezarle.

Tenía muchas amigas y un solo amigo... que no era yo, por supuesto.

La vida nos separó cuando mis padres se mudaron a otra ciudad.

Años después, me recibí de psicólogo, anduve en España haciendo cursos de especialización porque era mi creencia que un consultorio psicológico debía estar decorado por muchos títulos, certificados, diplomas, constancias y demás adornos.

Cuando volví a mi querida América Latina, los «papelitos» dieron resultado pues mi gusto por llamar la atención con falsos oropeles da resultado en casi todos lados.

La suerte me llevó a participar en programas de televisión y de radio con gran audiencia. Eso hizo que con muy poca experiencia clínica me convirtiera en el supervisor de varios colegas, seguramente encandilados por lo que creyeron cuando exageré mis méritos con singular descaro.

Ejerciendo esta función recibí a una colega, con más experiencia real que yo, pero con perfil notoriamente humilde, que trajo a la consulta un caso interesante.

Su paciente estaba angustiada por sentimientos de culpa muy realistas.

Ella tenía dos amantes que amaba por igual hasta que uno de ellos comenzó a practicarle rudos procedimientos que le marcaban la piel. Aunque lo toleró ligeramente complacida por el desenfreno pasional del «agresor», comenzó a preocuparse por las evidencias que podrían ser vistas por el otro amante.

Así ocurrió efectivamente, pero para su sorpresa, en vez de una escena de celos notó que los estigmas resultaron ser sexualmente excitantes, induciéndolo a provocar otras marcas aún más dolorosas y visibles.

La colega consultante interpretó que la paciente se había convertido en la pizarra donde dos hombres se enviaban mensajes.

La paciente comenzó a preocuparse por la escalada de violencia desatada contra su cuerpo, especialmente porque sentía que disfrutaba auto-destructivamente, cada vez más.

En sendas conversaciones con los amantes, la mujer se enteró de que eran hermanos. Para defender su integridad física procuró desplazar las prácticas sado-masoquistas al plano simbólico y logró que los hermanos supieran que estaban enamorados de la misma mujer y que los mensajes ahora dejarían de ser anónimos.

Los intensos remordimientos eran provocados porque ella confesó que prefería al hermano menor, ante lo cual el otro lo mató.

Para impresionar a mi colega, dije:

— Tal parece que su paciente hizo lo mismo que Dios cuando, al demostrar más interés por Abel, logró que Caín lo matara.

No pudo disimular lo impactante de mi interpretación. Seguramente mi fama crecería por sus comentarios entre los demás colegas.

Al irse, puso una cara inexplicable y mirándome a los ojos, me dijo:

— Supervisé este caso con usted porque la paciente es su angelical Mariana.

(Este es el Artículo Nº 1.779)

9 comentarios:

Carolina dijo...

Doc, Mariana era amante del psicologo lleno de papelitos?

Raul dijo...

El Complejo de Prometeo nos relata la situacion en la que el alumno admira tanto al maestro, q se afana por superarlo hasta que lo logra. Entonces suponemos que la humilde psicologa guardo su ultima y cruel carta queriendo de un golpe hacer conffetti con todos sus diplomas.

Evaristo dijo...

En las cuestiones de la pasion relacionadas con el placer, en mi opinion, no hay Caines ni Abeles. En la realidad encontramos sitaciones de ese tipo, situaciones de muerte (aunque no siempre en sentido literal) en cada pais, en cada pueblo, cada pareja.

Enrique dijo...

Segun la Biblia Cain mato a Abel y Dios le coloco un estigma para que fuera reconocido, pero tambien le dio la condicion de intocable. Por lo tanto la realidad que acaban de descubrir los hermanos del cuento, no tendra para ellos un final dramatico.

Morgana dijo...

La muerte de por si significa cambio. Ya sea la muerte fisica o la del que queda muerto ante una eleccion de pareja. Siempre estamos muriendo y matando.

Lola dijo...

Por que le sorprende a ese psicologo que su primer amor, inocente y absoluto, no haya vivido una vida como la de cualquier bicho humano.

Norton dijo...

A veces la manera en que los hermanos se mandan mensajes y se vinculan, es aun mas extraña que la descripta por usted.

Jacinto dijo...

En toda relacion de pareja, aun en la mas ideal, no podemos dejar de advertir un cierto ingrediente sado-masoquista. Nos basta observar que las embestidas pelvicas del varon son claramente mas violentas, buscando el fin ultimo, siempre el ultimo fin:"la petit mort".

CHECHU dijo...

EL ALMA DEL HERMANO MENOR SIGUE ACOSTANDOSE CON MARIANA