
Desde mi punto de vista, no.
¿Entonces para qué escribo tantos artículos con opiniones e información si de todos modos nada podría cambiar?
La respuesta es que no puedo dejar de hacerlo, así como usted no puede dejar de leerlo y si lo que acá lee modifica algo de su vida, tampoco podrá evitarlo.
Nuestra capacidad de entender es muy escasa. Vemos los acontecimientos como a través de un tubo: la percepción visual e intelectual está recortada a un mínimo segmento de esa realidad.
Cuando terminamos de ver algo para ver el segmento siguiente, ya cambió el anterior o nos olvidamos de la mitad de lo que allí habíamos percibido.
Con esta capacidad comprensiva tan rudimentaria, no podemos entender (abarcar) la enorme cantidad de factores por los cuales en este momento no puedo evitar escribir esto.
La idea es que esta cantidad de moléculas móviles, cambian de lugar, de función y quizá hasta de forma para conformar cada situación instantánea.
Un ejemplo gráfico sería la proyección de un film «cuadro por cuadro», a gran velocidad, representándose en cada cuadro una determinada ubicación de cada molécula y por tanto una determinada situación del universo entero.
Dentro de este universo estamos usted y yo, sujetos a cómo se dispongan las moléculas que nos componen y que provocan que en este instante yo escriba esto y que usted ahora lea esto.
El resto de esta concepción de la realidad surge por simple deducción.
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