Las personas de bien que
aún creen en la democracia (no me incluyan) creen en el libre albedrío y
suponen que el financiamiento de los partidos políticos se refiere a gastos de
publicidad. Los anti demócratas pensamos que necesitan dinero para comprar
información y su análisis respectivo para manipularnos a su antojo, como hizo
Barak Obama y Donald Trump.
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