DESDE ACÁ NOMÁS:
Hace dos días y el
recuerdo es lo único que conserva algo de calor.
La voz del niño me dijo: “Hasta
acá llegaste, veterano” y cuando lo miré a los ojos lucían radiantes de
felicidad, como un niño hambriento ante un plato de comida. Creo que el
revolver estaba un poco oxidado.
No recuerdo la detonación
del disparo, sí recuerdo que sentí una punzada seguida de una rápida pérdida de
fuerza, como sentí cuando tuve un ACV hace dos años.
El dolor mayor era la nostalgia
porque mi vida era linda.
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