miércoles, 16 de enero de 2019

CON LA GORRA DE PSICOANALISTA




En el ADN del pueblo norteamericano está programado que los afrodescendientes sean servidores de los caucásicos.
Las dos presidencias de Barak Obama fueron opuestas de esa genética. En muchos norteamericanos hasta se desarrolló la creencia de que el presidente es un esclavo más, aunque con ciertos derechos especiales.
Cuando la presidencia volvió a un caucásico (el nórdico Donald Trump casado con la sofisticada eslovena Melania Knavs), OTRA VEZ se reactivó la creencia de que el pueblo retomaba el rol de subordinado que había perdido cuando se sentía superior al presidente negro.
Ante esta nueva torsión del ADN se elaboraron diferentes conjeturas de intervención rusa y de manipulación tecnológica.
El eslogan ganador decía “Make great America again” que, según mi hipótesis, significa “volvamos al predominio de la raza blanca y dejemos a los negros como esclavos liberados”.
Trump reacciona con terror fóbico a la invasión de mestizos-no caucásicos. Teme otro ataque demoledor del ADN que le había dado grandeza a Norte América. El muro es una fantasía tranquilizadora para un caucásico que vivió la humillación de ser gobernado por un “esclavo”
En este momento el país está sufriendo el colapso paralizante que debió ocurrir cuando ascendió Obama.
Me crea o no, el mundo sigue andando.

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