Mariana nunca me defrauda.
Es complaciente e ingeniosa. Nadie consigue lo que ella consigue. En nuestro
último encuentro me pidió que le pidiera lo que quisiera y hoy lo tengo todo.
Le pedí, como si ella fuera el genio de la lámpara, que potenciara mi olfato y
mi oído. Quiero ventear como un perro de caza y oír hasta el murmullo más
lejano como mi bisabuela indígena. Hoy me presentó sus logros. Se trata de una
estatuilla de la India que representa a un elefante. Tan solo encerrándola
entre mis manos, cuando adquiere mi temperatura mi cuerpo adquiere el olfato de
la enorme trompa y la audición de las enormes orejas. ¡Qué ingeniosa! Nunca se
me hubiera ocurrido algo tan sencillo.
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