La mujer que se entrega a
placeres carnales extraconyugales estimula las fantasías eróticas del cónyuge (no
se dice “cónyugue”) ‘traicionado’. Nuestra cultura condena esa situación y
tilda de ‘cornudo’, pero nuestra cultura es bastante torpe en la administración
del placer.
Con el varón promiscuo
pasaría lo mismo si no fuera porque algunos son celosos y fuerzan relaciones groseramente
asimétricas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario