sábado, 10 de marzo de 2007

El arte de «copiar y pegar»

Soy papá de un niño de nueve años; es un hijo de la vejez porque apareció fuera de programa y —como decimos con mi señora— fue una desgracia con suerte. Él ya lo sabe así que puedo contárselo a ustedes.

Pero lo que me impresionó fue que el otro día comentó que la maestra le había pedido un trabajo sobre algo de las vacas y el pasto, no sé, no le entendí bien porque a lo que sí le presté atención es que él estaba muy alegre con los deberes que le habían mandado de un viernes para el lunes.

«Me salió masoquista» pensé para mí y no lo comenté con la madre para no amargarla.

El asunto pasó, pero cuando estábamos cenando el jueves posterior a la entrega de dicho trabajo, contó muy orondo que la maestra había tomado su trabajo como un ejemplo de cómo había que hacerlo y le puso una calificación muy alta. Nosotros lo felicitamos de todo corazón porque la verdad es que esos triunfos no son de todos los días.

El hecho es que seguimos hablando del asunto en la sobremesa y a mi se me ocurrió preguntarle cómo había encarado la tarea. Parece ser que Encarta 2005 (un producto bastante popular de Microsoft) trae un sub-programa adecuado para hacer monografías, con lo cual sólo tuvo que ingresar algunos datos y ésta se le armó casi sola, luego grabó las cuatro hojas —con imágenes incluidas— en un CD regrabable, y el domingo se fue con un amigo a Montevideo Shopping Center porque ahí está la papelería Mosca Hnos. que tiene una impresora láser a color; pidió que le imprimieran todo, luego que se lo encuadernaran y por $ 175.- (U$S 7.00) se armó un librito que nos dejó helados.

Como el zapping no me estaba dando resultado con su tradicional efecto hipnótico, me puse a pensar en la gesta de Gustavito y fue ahí donde me dije que no puede ser que hoy en día los adultos que escribimos algo para ser publicado, sigamos recortando y pegando citas de uno y otro autor consagrado, sin agregar prácticamente nada como fruto de nuestra creatividad, sin arriesgar nada intelectual y profesionalmente. Esa técnica con la cual se publicaron prácticamente todos los libros que tapizan las paredes de mi consultorio, ahora está al alcance de un niño de nueve años.

Esto explica por qué sólo publico ideas propias y me abstengo de «copiar y pegar» lo que otros pensaron. Para recopilar ya lo tenemos a Gustavito.

●●●
reflex1@adinet.com.uy

No hay comentarios.: