El muchacho más apuesto de la clase se enamoró
de una profesora mayor que su madre. Esta se dio cuenta y se sintió halagada. Su
cabeza se llenó de fantasías románticas atadas por la ética profesional que le
imponía: “con un alumno: ¡jamás!”
La situación comenzó a complicársele porque las
fantasías eróticas no la dejaban en paz. Con temor, consultó a una psicóloga y
esta le dijo que el muchacho solo respondía a sus maniobras seductoras. Eso la
aterrorizó a tal punto que decidió jubilarse. Cuando tomó esta decisión se
obsesionó aún más. Sentía voces diabólicas que le proponían planes del mayor
desenfado.
Con la misma inconciencia que había seducido al
alumno lo invitó a su casa. Como un autómata se desnudó, pero antes de que el
muchacho la viera bebió una coqueta botellita de arsénico cuyo origen ningún
forense pudo descubrir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario