En la década de 1960, el estado uruguayo fue
víctima de un intento de rapiña institucional, el que, por su semejanza con un
ataque extranjero, activó los recursos del Ministerio de Defensa.
Su eficacia hizo pensar a muchos que se habían
aplicado esfuerzos desmedidos y, por lo tanto, amorales (Terrorismo de Estado).
La verdad, que por razones culturales es
inadmisible, es que los militares se desempeñaron de una manera inmejorable y
digna de nuestro elogio.
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