miércoles, 23 de enero de 2013

Rascar es un placer que se volvió individual




Los seres humanos ya no tenemos picazón en la espalda porque su alivio  depende de una dependencia que preferimos evitar.

Le comentaré lo que comenzó siendo una observación personal, pero que luego, al comentarla con varias personas, resultó ser que otros también habían visto algo parecido pero nunca lo habían pensado como para comentarlo.

La picazón, el escozor, un prurito, son sensaciones corporales que se convierten en placenteras cuando las rascamos.

Un refrán dice: «Comer y rascar, es todo empezar».

La observación mencionada refiere a que antes, hace más de 10 ó 20 años, era normal que la gente tuviera picazón en la espalda.

Esta sensación incómoda daba lugar a que, entre personas de mucha confianza afectiva (novios, cónyuges, padres con hijos), se pidieran ayuda para que rascaran la zona urticante.

Este fenómeno favorecía un contacto físico placentero, hedonista, complaciente.

Pedirle a un ser querido que nos rasque implicaba orientarlo verbalmente: «más arriba», “no tanto, un poco más abajo”, “ahí, ahí, sí, aaaaahhh”.

Comprendo que esto suene muy ridículo, pero parece cierto. Quienes no exijan la encuesta de alguna supuesta Universidad norteamericana de renombre, podrán admitirlo como una hipótesis a confirmar.

Hasta los niños están dejando de pedirle a la madre que les rasque la espalda.

Por el contrario, el escozor que parece estar de moda es en los tobillos.

No solamente esta zona es accesible a varios insectos irritantes sino que aquel picor hedonista en la espalda parece haber migrado a los tobillos.

Abusando de esta hipótesis tan particular, podemos pensar que el ser humano ahora es menos afectuoso y que la cultura consumista, que sugiere «arreglárnoslas solos», podría estar influyendo para que la picazón ahora permita el auto-rascado, la auto-complacencia individualista, en tanto para rascarnos la espalda necesitábamos a un ser querido pero para rascarnos los tobillos no.

(Este es el Artículo Nº 1.787)

12 comentarios:

Alicia dijo...

JAJAJA!!!!!!!!!!!
Me causó mucha gracia el videocomentario. ¡Qué ocurrente es usted! Usa una buena metáfora para que nos demos cuenta de que cada vez nos las arreglamos mejor para estar solos. Desde mi punto de vista eso lleva, a la corta o a la larga, al padecimiento mental. No es un tema menor.

Olga dijo...

Conozco a unos cuantos que dicen: ¨el buey solo bien se lame¨.

Filisbino dijo...

Los que dicen eso, Olga, son personas que han sufrido a causa de intentos de pareja que se han visto frustrados.

Lola dijo...

Ahora mismo, me está picando la espalda, Doc.

Laura dijo...

Cada vez me vuelvo más obsesiva. Por eso me está sucediendo algo terrible: cuando me rascan la espalda no llego al ¨ahhh!¨. El otro se afana por la derecha y por la izquierda, más arriba o más abajo, pero nunca le da en el punto. Tengo que rascarme con el cepillo que uso para lavarme la espalda.
Estoy obsesiva e intolerante. Me pongo muy nerviosa cuando no encuentran ese punto justo de una décima de milímetro de espesor. Entonces me enojo, y cuando me ven enojada, agarran y se van.
Estoy como el buey, pero muy fastidiada.

Alba dijo...

Me estoy rascando los tobillos mientras escribo esto. Miro por la ventana y oscurece. Pronto se hará de noche.

Marcos dijo...

Los niños le piden a otros niños que les rasquen la espalda. Eso lo hacen cuando están en la escuela o en clase de inglés o en la piscina. No pueden pedirle a la mamá porque está trabajando y después se va al gimnacio.

Lucas dijo...

En el gimnasio todos se miran pero nadie se rasca la espalda. Sólo los adolescentes tienen tiempo para eso. Y cuando lo hacen los adultos protestamos: ¨¡tendrías que concentrarte en tus estudios!¨.

Oriente dijo...

Cuando el escozor migra a los tobillos tenemos que inclinarnos. Cuando nos inclinamos no vemos al que tenemos adelante.

Jorge dijo...

No es tan fácil conseguir a alguien con la suficiente paciencia, tolerancia y tiempo como para que te rasque la espalda. Uno puede tener ganas, pero si el otro no quiere, a llorar al cuartito.

Alberto dijo...

En algunas universidades europeas y norteamericanas, además de otras japonesas y hasta australianas, han descubierto que la picazón nunca viene una sola vez. Han dicho que esta es una verdad irrefutable, tan cierta como que existimos porque estudiamos el picor.

Pantaleón dijo...

Olga, tampoco nos olvidemos que un buey es un toro castrado, no se si eso te dice algo.