En primavera llegó la familia Golant. Disimuladamente
observamos los muebles de la mudanza. ¡Finísimos!
Nunca compraban en el almacén más cercano. Se hacían
traer todo de un supermercado lejano. De la capital.
La música que asomaba por las ventanas era
desconocida. Alguien dijo que era música clásica.
Meses después de su llegada surgieron ruidos
extraños. Muy extraños. El misterio lo develó la empleada doméstica. Según ella
el gato de la familia daba clases de rugido para varios alumnos con aspiraciones.
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