La convivencia de un
pueblo en el que reine el orden conserva un alto grado de bienestar siempre que
exista una autoridad enérgica que imponga el cumplimiento de las leyes
vigentes. Sin el estricto cumplimiento de las normas de convivencia no hay
bienestar posible. La gente de izquierda, como no puede soportar las normas que
regulen su conducta, creen que es fascista (autoritario) quien intente imponer
el cumplimiento de las leyes.
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