miércoles, 19 de septiembre de 2018

REYES MAGOS


Mis padres me enseñaron que a los Reyes Magos no hay que pedirles nada porque ellos aplican su magia para saber qué desea cada niño. Lo cierto es que cada 6 de enero fue para mí el mejor día. Creo que mi madre, sin tener poderes especiales, era tan observadora e inteligente como para adivinar mis intenciones.

Cuando ya tenía 11 años en mis zapatos apareció un casette. Ellos siempre me acompañaban y se hacían los sorprendidos con la magia de los Reyes. El audio era un prolongado ronquido. Entonces me explicaron que desde que yo roncaba ya era hombre, ¡mi mayor anhelo!

Tuvo que pasar mucho tiempo para que empezara a suponer que no podía pedir nada porque escaseaba el dinero y que los ronquidos no eran míos.

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