Por supuesto, no conozco todas las culturas, pero algunas sí.
Coinciden en que del integrante masculino se espera que sea duro. Esto
incluye musculatura firme, resistente a la fatiga y al dolor, agresiva,
impiadosa, poco tierna, poco cariñosa.
Todo esto creo que surge de una metonimia (proceso subjetivo que
confunde la parte con el todo). Lo que sí necesitamos es que el portador de los
espermatozoides tenga un pene capaz de endurecerse para penetrar y depositar el
semen dentro de la vagina que lo convoque. La metonimia nos lleva a pensar que
el varón completo debe ser “un pene duro, inflexible, agresivo”.
Piense cómo educamos a nuestras niñas y luego aplique la fórmula
anterior para comprobar que también ellas deben ser suaves y receptivas como
una vulva hospitalaria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario