Según el Antiguo
Testamento, Dios condenó al ser humano por haber comido el fruto prohibido:
parirás con dolor y ganarás el pan con el sudor de tu frente; ¡vaya maldición!,
¿pero qué habría pasado si al muy necio se le hubiera ocurrido castigarnos con
la eliminación del timbre de voz masculino y que todos habláramos como mujeres?
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